Los que estéis mínimamente familiarizados con el mundo del modelismo y las maquetas posiblemente conocéis los trabajos del especialista británico Amalgam. Este fabricante de maquetas es uno de los más prestigiosos del mundo, y su trabajo con el Ferrari 296 GTB es simplemente impresionante. Como quizá sospechéis, sus productos de fabricación artesanal a escala 1:8 no son precisamente asequibles. El mundo del modelismo es realmente caro, pero con los trabajos de Amalgam estamos hablado de otra liga a nivel de coste.
Esta maqueta de altísima calidad ha consumido la friolera de 3.000 horas para su desarrollo, y la construcción de cada unidad demora 300 horas a un equipo de artesanos. Se modelan usando planos CAD originales de Ferrari, y su reproducción es tan precisa, que cuentan con el beneplácito del exigente Centro Stile Ferrari. En su construcción se emplean los mismos materiales que en el vehículo, con piel vuelta, hilo ribeteado en color rojo para el habitáculo, o metal lacado para su carrocería y paneles exteriores.
Con Amalgam la atención al detalle es absolutamente enfermiza, y eso es posible comprobarlo en la fibra de carbono del coche, las rejillas de aireación del coche, o el código de color de la pintura, el mismo que usa Ferrari. Las puertas del coche se abren para que podamos apreciar el interior en todo su esplendor. El coche está tan bien recreado que es casi imposible distinguirlo de una foto real, al menos hasta que aparece una mano o un pincel en la imagen, y te das cuenta de que estás contemplando una maqueta a escala 1:8.
El coste de esta obra de arte es muy elevado. Amalgam pide la friolera de 12.062 euros por cada una de las maquetas, y ha confirmado que solo fabricará 199 unidades. Teniendo en cuenta que el precio del supercoche arranca en 269.000 euros, son una auténtica «ganga», y serán encargadas por muchos propietarios del deportivo. Además, Amalgam ofrece su servicio de personalización Bespoke Models, con el que construirán una maqueta con la misma especificación que tu Ferrari 296 GTB. Y luego dicen que el dinero no da la felicidad.