«Volkswagen tiene que convertirse en una marca más honesta, más abierta, y más sincera», según ha reconocido el propio Herbert Diess, que dirige el Grupo Volkswagen, sustituyendo a Matthias Müller, desde el pasado mes de abril. Volkswagen, como toda la industria, afronta retos importantes en los próximos años, como la digitalización, la transformación del sector con la llegada de nuevas tecnologías que van del coche conectado y eléctrico, al coche autónomo, y riesgos tan importantes como la introducción del nuevo procedimiento de homologación de emisiones. Tal vez por eso sorprenda que, entre todos estos aspectos, Volkswagen destaque tanto cómo ha de mejorar su cultura corporativa, y así evitar escándalos tan perjudiciales como el de los diésel, y lo exprese con tanta claridad durante la celebración del Annual General Meeting 2018 del Grupo Volkswagen.
El programa Together4Integrity de Volkswagen
Sin que haya quedado demostrado que el escándalo de los diésel de Volkswagen hubiera partido de los más altos estamentos de la marca, es evidente que escándalos como el de los diésel, o problemas de seguridad como los que se producen frecuentemente en esta y otras marcas de la industria, evidencian fallos en la cadena de mando. Fallos que, a menudo, tienen que ver con las estructuras lineales que conforman las empresas.
De ahí que Volkswagen quiera perfeccionar un modelo que permita saltar peldaños en la cadena de mando, y que cualquiera de sus empleados pueda denunciar malas prácticas, o conductas poco éticas, involucrando incluso a las estructuras de sus proveedores que, en muchos aspectos, son tan importantes o más que las de la propia marca, en tanto son cruciales en aspectos como la seguridad de sus coches, o el cumplimiento de normativas como aquellas que tienen que ver con las emisiones.
La cultura de la disensión constructiva en Volkswagen
Diess expresaba que los responsables de la marca son también «el modelo a seguir por sus empleados, independientemente de su posición en la jerarquía de Volkswagen», y por lo tanto, han de ser «merecedores de su confianza, honestos, y fiables».
Aunque el punto más importante, sin duda, sea el de facilitar que cualquier empleado pueda comunicar malas prácticas en la empresa, y que información tan relevante, como la que podría tener que ver con una necesaria llamada a revisión, fluya entre los diferentes estamentos, Volkswagen también anuncia que intentarán promocionar «la cultura de la disensión constructiva». En algún momento, durante la investigación del escándalo de los diésel, llegó a trascender que una de las posibles causas de aquel fraude podía estar en las exigencias que se impusieron a los responsables del desarrollo de los diésel modernos.
Volkswagen quiere mejorar los canales de comunicación de la empresa, pero también que sus empleados puedan expresar desacuerdo por ciertas decisiones, que faciliten también perseguir conductas inadecuadas.
Los retos de Volkswagen, son los retos de la industria
El reto que tiene por delante Volkswagen, y otras muchas marcas, es mayúsculo. Nos dirigimos a una industria con proveedores cada vez más grandes, con tecnologías compartidas en más modelos, y en marcas diferentes, en todo el mundo, y en coches que se fabrican por millones cada año. De manera que cualquier escándalo, cualquier posible llamada a revisión, se magnifica hasta límites que años atrás no hubiera sido posible imaginar.
De momento esta es la declaración de intenciones de Volkswagen.