No, no has sido el único que en 2011 pensó que a la gente de Aston Martin se le había ido completamente la cabeza cuando presentaron al polémico y poco comprendido Aston Martin Cygnet, lo que era en esencia un Toyota iQ vestido de traje. Y es que por aquel entonces la casa inglesa no consideró crear coches híbridos o eléctricos para reducir las emisiones de sus burdos y malhechores V12 -nótese la ironía-, sino en recurrir a Toyota para crear un utilitario exageradamente caro. ¿La sorpresa? Que el Aston Martin Cygnet ha convertido su poca popularidad de hace 11 años en su arma más eficaz tras experimentar una revalorización que hace que hoy en día sea hasta 20.000 euros más caros.
Y es que al fin de cuentas estamos hablando de un utilitario que lo más especial que tenía era un interior de cuero de alta calidad y el logo de Aston Martin en el frontal y volante. Los más pudientes de la época rehusaron de la poca acertada estrategia de la marca, pero aquellos que de alguna manera encontraron encanto en tener un urbanita de Aston Martin se han topado no con una mina de oro, pero sí con la posibilidad de obtener beneficio de un coche por el que no se apostaba un duro.
El Aston Martin y su inesperada revalorización de 20.000 euros en el mercado de ocasión
Aston Martin Cygnet
Pero antes de entrar a analizar el estado actual del Aston Martin Cygnet vamos a conocer la historia de este curioso producto. Fue en el año 2011 cuando los de Gaydon vieron la posibilidad de afrontar una monumental multa por no cumplir con la normativa europea de emisiones que entraba en vigor en el año 2012. Lejos de apostar por la hibridación o la electrificación, algo prácticamente improbable en una firma como Aston Martin copada por V12 atmosféricos -no voy a ser hipócrita, benditos tiempos-, decidieron recurrir a una de las firmas que más experiencia tienen en el campo de los bajas emisiones y consumos: Toyota.
Así nacía el Cygnet, un Toyota iQ en mecánica, tamaño y concepto pero con un habitáculo en el que todo resquicio de plástico duro había sido erradicado. También se adaptó el lenguaje de diseño de Aston Martin de la época a las carnes del utilitario japonés, dejando que frontal y zaga recordasen de manera muy acertada a los Vanquish y Vantage de por aquel entonces.
Pero como uno puede imaginar el Aston Martin Cygnet nada tenía que ver en mecánica con sus hermanos de gama. Y es que en sus entrañas se escondía un modesto cuatro cilindros atmosférico de 1.3 litros que erogaba 98 CV y 113 Nm de par, cifras que firmaban un 0 a 100 en 11,8 segundos y una velocidad máxima de 170 km/h. Nada extraordinario pero más que suficiente para cumplir con su cometido: moverse como pez en el agua por el centro de las urbes más caras del mundo.
En una primera instancia se valoró no solo vender el Aston Martin Cygnet en Reino Unido, sino también dar prioridad a los propietarios de algún modelo de la firma a la hora de adquirir a este perfecto complemento para afrontar la ciudad. Aunque ninguna de las dos opciones llegó a materializarse, vendiendo en el resto del mundo al utilitario inglés, sí que se le dio cierta prioridad a todo interesado en el Cygnet que ya contase en su haber con un Aston Martin.
Sea como fuere el por aquel entonces CEO de la firma Ulrich Bez, vaticinó con mucho entusiasmo que se producirán unas 4.000 unidades del Cygnet al año. Pero rápidamente dos trabas truncaron los esperanzadores planes de Bez en su misión de reducir las emisiones de CO2 de la marca: la muerte de su donante y primo hermano japonés en el año 2013 y un precio de partida de 39.959 euros que hacía que cualquiera con dos dedos de frente decidiese obviar toda posibilidad de adquirirlo.
El Aston Martin Cygnet no fue tan mala compra como pensábamos en 2011
Pero nada de tontos tenían aquellos que no solo decidieron gastarse 40.000 euros en el utilitario de Aston Martin, sino también no moverlo demasiado en los últimos diez años. El hecho de que la producción fuese considerablemente modesta frente a las predicciones de Ulrich Bez ha provocado que el Cygnet no haya perdido valor con el paso del tiempo, al contrario.
Hoy en día no es que haya muchos pululando por el mercado de ocasión, pero los que lo hacen superan por poco los 30.000 kilómetros quitando alguna excepción. Esto se traduce en unidades del Cygnet manteniendo inalterado su precio como vehículo nuevo, y muchos de ellos superando holgadamente los 50.000 euros, es decir, siendo más caros que muchos Vatange de primera generación.
Pero, ¿qué ha pasado con el Toyota iQ, el primo hermano del Cygnet? Que, además de costar nuevo 28.000 euros menos que el utilitario inglés, su paso por el mercado fue igualmente discreto, dejando que las unidades que se pueden adquirir de segunda mano se vendan entre 3.000 y 8.000 euros aproximadamente, que tampoco está mal si tenemos en cuenta que nuevo costaba 11.590 euros.