El Aston Martin Valhalla es un superdeportivo enchufable. Fue presentado en 2019, en su versión más conceptual, como hermano pequeño del Aston Martin Valkyrie. Inicialmente iba a estar equipado con un motor V6 de nuevo desarrollo. Tres años después, la tormenta económica vivida con Aston Martin ha puesto los pies en la tierra al Valhalla. Sin embargo, el Aston Martin Valhalla de producción es un coche mucho más maduro, con un diseño espectacular y un novedoso esquema mecánico enchufable. Es la peor pesadilla del brillante Ferrari SF90 Stradale.
El Valhalla, hijo del Valkyrie, está construido sobre un nuevo monocasco de fibra de carbono, y pretende llevar más allá de lo antes conocido las prestaciones de un supercoche de calle – sin entrar en el terreno de los hiperdeportivos. El prototipo presentado hace ya dos años iba a montar un nuevo motor V6, pero en el Valhalla de producción ha optado por un 4.0 V8 biturbo de origen Mercedes-AMG – procede del Mercedes-AMG GT Black Series. Puesto a punto por Aston Martin, este motor de cigüeñal flat-plane desarrolla 750 CV y es capaz de girar a 7.200 rpm.
Este motor está conectado al tren trasero a través de una nueva caja de cambios de doble embrague y ocho relaciones. Al motor térmico se unen dos motores eléctricos, ya que el esquema de propulsión de este coche es híbrido enchufable. Uno de los dos motores eléctricos acciona el eje delantero, y el otro está situado entre el motor y la caja de cambios. En conjunto suministran una potencia máxima de 204 CV, elevando a 950 CV la potencia combinada del supercoche. En la ecuación también está una batería de 400 voltios y 150 kW de potencia.
Esta batería de baja capacidad, diseñada por Rimac, permite que el coche circule apenas 15 km en modo 100% eléctrico, a velocidades de hasta 130 km/h, al igual que otros coches enchufables. No obstante, su cometido no es reducir las emisiones – con todo, su homologación WLTP estará por debajo de los 200 g/km – si no actuar como buffer, como reserva de potencia para el sistema híbrido de altos vuelos. Al igual que ocurre en el Ferrari SF90 Stradale, Aston Martin ha luchado para contener al máximo el peso del Valhalla: en vacío pesa sólamente 1.550 kilogramos.
Aunque Aston Martin ha comunicado que será capaz de hacer el 0 a 100 km/h en solo 2,5 segundos, con una velocidad punta de 330 km/h. Quizá es un dato más impresionante conocer que la marca estima un tiempo de solo 6:30 en el Infierno Verde. En este tiempo tiene mucho que ver su sistema de aerodinámica activa, capaz de generar 600 kilos de fuerza descendente, o su suspensión adaptativa diseñada por Multimatic – la misma empresa que ha construido los actuales Ford GT – capaz de modificar tanto el tarado de muelles como amortiguadores.
Esta suspensión también es capaz de reducir la altura libre del coche, especialmente útil en circuito. También es capaz de levantar el eje delantero para poder superar ciertos resaltos. El esquema de suspensiones es de tipo push-rod, sus frenos son carbonocerámicos y unos neumáticos Michelin especialmente desarrollados para el Valhalla se aseguran de que el paso por curva sea meteórico. Además de ser un coche extremadamente rápido y dinámico, hemos de rendirnos a su espectacular diseño. Posiblemente el más armónico y cuidado de entre todos sus rivales.
Un diseño en el que destacan, a mi juicio, la preciosa calandra delantera, los pasos de rueda ensanchados, las enormes tomas de aire laterales, el gigantesco difusor trasero y los escapes, que emanan sus gases a través de la cubierta superior del capó trasero. Es una pena que Aston Martin aún no haya enseñado imágenes de su interior. El fabricante tampoco ha comunicado cuando llegará a las calles este supercoche, desarrollado con la ayuda inestimable de su experiencia en Fórmula 1 y el brillante palmarés de pilotos de pruebas como Sebastian Vettel.