Si conducir en hora punta te satura la mente, ahora se puede confirmar que también satura el sistema sanguíneo. Y no solo se trata de una cuestión nerviosa. La polución proveniente de los tubos de escape de los vehículos es la que produce una subida de presión arterial.
Los atascos no solo afectan al sistema nervioso
Un reciente estudio de la Universidad de Washington en Seattle revela que el coste para la salud va más allá de la frustración de no poder avanzar más que unos metros en unos minutos
Se extiende al mismo aire que respiramos y, de manera más alarmante, a nuestra presión arterial.
Una subida de 5 milímetros de mercurio
El estudio, liderado por el Dr. Joel Kaufman, destacado médico y profesor de ciencias ambientales y ocupacionales en la UW, ahonda en las repercusiones de la exposición a la contaminación de las carreteras.
Incluso aun cuando se trata de una situación ocasional en la que pasados dos horas en condiciones de mucho tráfico en carretera o en un atasco en la ciudad, esta puede producir un aumento significativo en las lecturas de la presión arterial.
Concretamente, los estudios revelan que la magnitud de la influencia de la contaminación podría subir los niveles de presión arterial 5 milímetros de mercurio.
Aumento brutal del riesgo de ataques cardíacos a nivel global
Según esos 5 milímetros de mercurio, esta situación podría llevar a una persona con niveles normales de presión arterial a categoría de presión arterial elevada, y a una persona que ya está en niveles elevados a la categoría de hipertensión etapa 1.
El gran problema es que son millones de personas las que se ven sometidas a esta situación cada día.
Esto multiplica de forma brutal los riesgos de ataques cardíacos y cerebrovasculares alrededor de todo el mundo.
¿Y no serán los nervios de estar en un atasco?
Cualquiera podría pensar que son los nervios de estar en un atasco los que producen la subida de tensión arterial. Y eso puede tener efecto.
Sin embargo, en el estudio se han realizado pruebas primero en laboratorio exponiendo a los sujetos a cantidades controladas de humos de vehículo diésel para confirmar estos datos (obviamente en estas situaciones no había atascos de tráfico).
Pero es que además se han realizado pruebas mejorando los filtros HEPA e integrando monitorización en un vehículo que circulaba en hora punta por las calles de Seattle durante dos horas en tres ocasiones diferentes.
Dichas pruebas confirman que, efectivamente, los niveles de polución afectan de forma independiente a la presión arterial, viéndose reducido este efecto si se utilizan sistemas de filtración adecuados.
Si vives cerca, el peligro es similar
Como es lógico, esto no afecta solo a quienes van en los vehículos, sino también a los peatones que se encuentran en la zona, a los que se desplazan en bicicleta o patinete eléctrico o a los que viven en zonas cercanas a estas cifras de polución.
Y esto lleva a una realidad, vivir cerca de una zona de mucho tráfico no solo afecta al tiempo que tardamos en salir o llegar a casa, o al ruido generado por los vehículos, sino que incluso puede ser una de las causas de sufrir hipertensión.
Por otro lado, esto deja claro que el paso a los coches eléctricos puede tener beneficios incluso para la salud de los que pasan mucho tiempo en la carretera.