Corría el año 2005 y las desdichadas, catastróficas pero encantadoras locuras del Grupo Volkswagen se encontraban aún en su apogeo. Prueba irrefutable de ello fue el poco acertado y querido hermano gemelo feo del Volkswagen Golf R32, el Audi A3 3.2 de segunda generación. No, no fue una de las entregas más logradas del compacto de los cuatro aros, pero sí una de las más carismáticas en cuanto a elenco de motores. Y es que en sus entrañas el Audi A3 llegó a esconder a un cinco cilindros turbo y a un ya olvidado VR6 atmosférico de 3.2 litros. Nadie lo quería, pero hoy en día puede ser una excelente oportunidad.
Y es que hablar de compactos deportivos en la actualidad es sinónimo de motores de tres y cuatro cilindros sobrealimentados por turbo. ¿Prestacionales y eficaces? En la mayoría de los casos sí, pero también carentes de personalidad. De esto es consciente el amplio grueso de la población petrolhead, por lo que modelos como el Volkswagen Golf R32, el Alfa Romeo 147 GTA o el propio Audi RS3 están muy cotizados pero, ¿qué pasa con el Audi A3 3.2?
El Audi A3 3.2 que nadie quería pero que ahora es muy interesante
Audi A3
Audi entró pisando fuerte en el segmento de los compactos con una apuesta premium que no tardó mucho en materializar a su segunda generación. De estética más bien sobria y aséptica, el Audi A3 de 2003 centraba sus esfuerzos en ofrecer un interior de buenas calidades, la última tecnología de la época, un rodar fino y confortable y una gama de motores exclusiva.
Para lograrlo, la casa de los cuatro aros tomó prestados todos los ingredientes posibles de las demás filiales y así armar al que quería ser el mejor compacto de todos los tiempos. Entre los diferentes condimentos aparece el motor VR6, una mecánica que ya había hecho acto de presencia en diferentes vehículos de Volkswagen e incluso en el Audi TT de primera generación.
Se trata de un propulsor bastante peculiar ya que, pese a ofrecer un esquema V6, se tuvo que adaptar para entrar en un vano motor ideado para albergar a un cuatro cilindros. De hecho es de ahí de donde adquiere la «R» de su nombre, que hace referencia a la palabra en alemán reihenmotor, que significa, literalmente, motor en línea. Su curiosidad radica en que se usaba una «V» estrecha de apenas 15º entre las bancadas, lo que permitía utilizar una sola culata.
No estamos ante un motor con un carácter explosivo, teniendo una zona baja algo «justa». Ofrece un comportamiento sosegado y progresivo acompañado por una zona media-alta -más bien alta- en la que se siente especialmente cómodo y ofrece lo mejor de sí. Los altos consumos se veían compensados por su espectacular sonido -mermado en el A3- y por un agradable rodar.
Sin embargo, la presencia de esta opción en la gama del Audi A3 pasó rápidamente a un segundo plano con la entrada en escena de los 2.0 TFSI y 2.5 TFSI. El primer motor era un cuatro cilindros turbo más eficiente que el 3.2 e incluso más rápido y potente. Se ofreció con 200 y 265 CV, esta última cifra reservada para el Audi S3, que firmaba el 0 a 100 en 5,7 segundos -frente a los 6,5 del VR6- y costaba tan solo 2.000 euros más que el A3 3.2.
En el año 2010 el apellido RS3 aparecía por primera vez en la historia del compacto alemán. Detrás de este se escondía el explosivo cinco cilindros turbo de 2.5 litros que, para la ocasión, producía 340 CV y 450 Nm de par, pudiendo catapultarlo hasta los 100 km/h en 4,6 segundos de la mano de la tracción total quattro y una caja de cambios de doble embrague y siete relaciones DSG. ¿El problema? Que por aquel entonces el Audi RS3 costaba 55.900 euros.
Siempre a la sombra del Golf R32
Con estas dos mecánicas en juego, el Audi A3 3.2 carecía de sentido para prácticamente cualquier cliente que quisiera una versión picante del compacto. Además, su estética más bien discreta perdía atractivo para un amplio número de personas, pudiendo incluso asociar el motor VR6 con el acabado Ambition, uno de los más bajos de gama. Es cierto que podías concebir así a todo un lobo con piel de cordero, pero no era lo que se buscaba en la época.
Además, había otro problema que le hacía la vida imposible al A3 3.2: el Volkswagen Golf R32. Básicamente el mismo coche, pero este último con una estética deportiva, un sonido no tan capado y un apellido que ya había disfrutado de la grandeza con la anterior entrega del Golf, aparte de costar 35.140 euros frente a los 37.150 euros que pedía Audi por nuestro protagonista.
Esto ha provocado que, en la actualidad, el Golf R32 sea un coche mucho más cotizado y buscado, alcanzando precios considerablemente alto pese a que muchas de las unidades tienen kilometrajes elevados. Y es que si a día de hoy queremos hacernos con uno deberemos estar preparados para afrontar un desembolso mínimo de 15.000 euros. Pero, ¿qué pasa en estos momentos con el Audi A3 3.2?
Lo cierto es que su diseño más apagado y su apuesta más fuerte por el confort que por la deportividad han provocado que su precio, sin ser tampoco una ganga, esté considerablemente por debajo que el de su primo de Volkswagen. Concretamente, es sencillo encontrar -dentro de lo poco fácil que resulta hallar un A3 3.2 en el mercado de ocasión- un Audi A3 con el VR6 en torno a los 8.000 euros.
No, no es el A3 más potente ni el más rápido ni el más divertido, pero es, al fin de cuentas, un compacto con un motor que nunca jamás volveremos a ver en las entrañas de un miembro de este segmento. Así que, pese al poco sentido que pudiera tener nuevo, ahora puede tener toda la lógica del mundo -desde el más estricto punto de vista de un petrolhead– hacernos con un Audi A3 3.2 antes de que sea demasiado tarde o de que sus precios asciendan demasiado.