Las sanciones por exceso de emisiones de CO2 están a la vuelta de la esquina, y por ello fabricantes como Mercedes están reduciendo su apuesta por los motores de combustión interna, sin embargo no es menos cierto que la electrificación no va a producirse de un día para otro. Por ello la industria está dividida entras las marcas que están ya despidiéndose de los motores térmicos, u otras firmas como Audi que pretenden mantener con vida los motores diésel y gasolina hasta que el mercado de la espalda a estos sistemas de propulsión o la legislación obligue a ello.
Que el coche eléctrico a baterías es una realidad es algo indiscutible, sin embargo no es menos cierto que hablamos de un sistema de propulsión que no está al alcance de todos los bolsillos. A ello añadimos además que, en países como España, la ausencia de infraestructura de recarga pública hace flaco favor para considerar el eléctrico como alternativa real en muchos casos. De este modo los fabricantes se enfrentan a un serio dilema en tanto al desarrollo de sus nuevos coches, pues pese a la necesidad de electrificación, aún existe un gran mercado que no puede acceder al coche eléctrico a baterías.
Todos los fabricantes de automóviles ya están recorriendo la senda de la electrificación, en mayor o menor medida, pero apostando por la hibridación como mínima herramienta en este sentido. Esto hace que el motor térmico reduzca su protagonismo, pero que siga siendo una parte fundamental, motivo por el que en Audi aún creen que hay potencial para seguir explotando los motores de combustión interna, tanto en el desarrollo de nuevos motores más eficientes, como en el uso de combustibles más sostenibles a través de una generación sintética o biocombustibles: etanol, e-diesel, diésel azul, etc.
La idea de Audi es mantener la actual tendencia de paulatina hibridación de los motores de combustión interna, aunque lanzando coches eléctricos en paralelo. Marcas como Opel, dentro del Grupo PSA, también han comunicado su interés por el desarrollo de combustibles sintéticos, aunque siempre manteniendo la progresiva electrificación. Por contra, firmas como Volvo-Polestar, y más recientemente Mercedes, han expresado su negativa a la apuesta por los combustibles sintéticos, poniendo incluso fecha de caducidad a los motores térmicos.
Por ello, los planes de Audi pasan por seguir evolucionando sus mecánicas para hacerlas más eficientes siempre y cuando las regulaciones lo permitan, que es a todas luces el elemento clave que pondrá el punto y final a las mecánicas de combustión interna. Mientras el diésel parece que tendrá una muerte más temprana entre los turismos, que no por ello inmediata, el motor gasolina tendrá una esperanza de vida mayor si observamos el mercado de forma global, pues son muchos los mercados cuyas regulaciones, nivel económico e infrasestructura no permiten una electrificación del parque como la que se plantea en Europa.
Fuente: AutoNews