Ahora bien, no esperéis ver este motor en un Audi A3 próximamente. O en algún coche de calle de la marca alemana. Se trata de un propulsor que Audi ha estado desarrollando durante los pasados dos años y medio, un motor con el que competirá en 2019 en el campeonato alemán de turismos, el famosísimo DTM. Un DTM que ha vivido mejores tiempos, y que en 2019 solo tendrá a Audi y BMW entre sus filas. Entre las nuevas reglas de este renovado DTM está la necesidad de usar motores turbo de dos litros de cilindrada, motores que además deben durar toda la temporada sin ser reemplazados o reconstruidos. Un verdadero reto técnico.
El motor desarrollado por Audi se puede ver en las imágenes que acompañan a este artículo. Es un motor de última generación, un ligerísimo propulsor de solo 85 kilos de peso, que no solo debe ser prodigiosamente potente, sino también eficiente: según las reglas del DTM, no puede usar más de 95 kilos de combustible a la hora – con un margen de 5 kilos extra cuando se activa la función «push-to-pass». Además, el DTM exige que estos motores funcionen con gasolina convencional, acercándolos aún más a los motores de producción. Existe una clara intención de trasvase tecnológico a productos de calle.
Este motor turboalimentado cuenta con inyección directa TFSI y una tremenda potencia específica: más de 300 CV/litro. Diseñado desde cero por un grupo de ingenieros, este motor desarrolla una potencia máxima de 610 CV, con una función «push-to-pass» que aporta un extra de 30 CV de potencia durante unos segundos. El turbocompresor sopla a una presión absoluta de 3,5 bar y tiene una elevada relación de compresión, así como un régimen de giro máximo de 9.500 revoluciones por minuto. Tiene muy poco que ver con un motor de calle como el 2.0 TFSI de la familia EA888 que podemos encontrar en un Audi Q3.
El turbocompresor tiene un sistema anti-lag para evitar baches en la entrega de potencia, y prácticamente todos sus 2.000 componentes han sido fabricados ad-hoc. La eficiencia de motor es uno de los grandes motivos de orgullo por parte de Audi: afirman que tiene un consumo específico (BSFC) comparable al de un motor diésel. No quieren decir que tenga un consumo bajo de gasolina de 98 octanos, quieren decir que alcanza una eficiencia energética similar a la de un motor diésel. Es decir, un ratio comparable entre la energía útil generada por el motor y la energía consumida.
El motor también sería capaz de emplear combustibles sintéticos. Aunque se espera que exista una transferencia tecnológica hacia los coches de calle, el futuro de Audi pasa por la electrificación de todos sus vehículos de producción. Aún así, soñar con un compacto deportivo o un pequeño coupé con un motor turbo tan «apretado» es gratis. El Audi RS5 del DTM pesará algo menos de una tonelada, logrando una relación peso potencia de unos 1,6 kg/CV con este propulsor turbo.
Fuente: ETI
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