El coche que está protagonizando este artículo comenzó su vida en 2012 como un Audi R8 GT con motor V10 de 5,2 litros. A su propietario, los 560 CV de su motor de origen Lamborghini se le antojaban escasos, y por ello, contactó con Underground Racing en 2014, que equipó al V10 con uno de sus conocidos kits de doble turboalimentación. El resultado era un coche capaz de desarrollar potencias de hasta 1.700 CV usando combustible de competición. Sin embargo, a su segundo propietario, la dosis de potencia se le atragantó.
Solo seis días después de adquirirlo, tuvo un accidente con el coche, posiblemente a causa de sus desmesuradas prestaciones. El golpe afectó al frontal del coche, pero también a los laterales. El coche acabó en Facebook Marketplace: un trabajador del taller de chapa y pintura donde el vehículo accidentado estaba almacenado se estaba encargando de su venta. LeeC Parts, una empresa especializada en el despiece y reciclaje de deportivos y superdeportivos lo adquirió, con la intención de despiezarlo y obtener un beneficio con sus componentes.
Audi R8
Sin embargo, al descubrir su mecánica, su buen estado y el potencial de sus modificaciones, decidieron reconstruirlo y convertirlo en una máquina diferente. Y casi de forma orgánica, al ir a reparar su carrocería, decidieron que se convertiría en una especia de mega-kart. Lo más llamativo es, sin duda alguna, la ausencia de la mayor parte de paneles de su carrocería – dañados en su accidente. Los paneles han sido reemplazados por estructuras tubulares, que no solo aportan protección, si no que también dan rigidez al conjunto.
Su frontal es quizá la parte más llamativa. Esta zona descarnada tiene las ópticas de un Ford Mustang GT del año 2020, mientras que las ópticas superiores proceden de un remolque. Los espejos retrovisores de fibra de carbono antes estaban montados en un Honda S2000. En el frontal también se ha instalado un splitter de fibra de carbono. El salpicadero y las llantas son de serie, e incluso tiene un equipo de sonido funciona. Los asientos son unos baquets Recaro, y en el interior se ha instalado una nueva jaula antivuelco.
En la parte trasera toda la mecánica está al aire, y llama la atención de forma poderosa apreciar el sistema de turboalimentación. No sabemos cuánto peso se ha ahorrado con estas modificaciones, pero todo apunta a que la relación peso-potencia ronda el caballo por kilo. El coche ha participado ya en varios eventos de aceleración, y aunque parezca mentira, está matriculado y puede circular legalmente por las carreteras estadounidenses. Me entran carcajadas solo con pensar en circular de esta guisa en las carreteras de España.
Eso sí, a tenor del vídeo grabado por That Racing Channel, sus prestaciones lo convierten en una máquina terrorífica.