Hubo una época en que estuvimos muy cerca de ver en las calles un superdeportivo diésel, y no, esta vez no vamos a hablar del mítico Audi R8 V12 TDI. Pues si bien este coche tanteó semejante idea con bastantes ganas, ahora hemos podido saber que éste no fue ni el único, ni el mejor intento de Audi, por combinar motores diésel y altas prestaciones en un coche de calle.
El día que Audi soñó con pelear con Ferrari usando un motor diésel
Quién no recuerda aquellos años en los que el grupo Volkswagen vivía fascinado con los motores diésel, teniendo a Audi y sus numerosos triunfos en competición con este tipo de motores, a la cabeza de este frenesí. Las victorias en carreras como las 24 Horas de Le Mans impulsaban a Audi a pensar a lo grande, tanto como para plantearse muy seriamente el desarrollo de un superdeportivo donde se pudiera trasladar toda la tecnología desarrollada en competición, aunque eso supusiese desafiar a Ferrari quemando gasóleo.
Audi R8
El Audi R8 dieselizado ha representado siempre el cenit de esta ambición, pero eso era porque no conocíamos el Audi Skorpion que acaba de ser descubierto en el museo August Horch en Alemania. A través de una exposición especial que ha abierto sus puertas recientemente, hemos podido ver por primera vez que lo de un R8 quemando diésel era sólo el principio del plan, pues Audi en realidad estaba trabajando en algo todavía más arriesgado.
Partiendo de la montura empleada en Le Mans (Audi R18 e-tron quattro), entre 2010 y 2013 un grupo de ingenieros y diseñadores de Audi Sport se pusieron a trabajar en secreto para encontrar la forma de llevar a las calles a su campeón de resistencia. Se valoraron muchas posibilidades a nivel constructivo, pero la clave de este proyecto fue que siempre intentó mantener lo más intacto posible el chasis monocasco de fibra de carbono y el tren motriz diésel, aunque con las pertinentes modificaciones que exigiese la homologación.
De hecho hasta se plantearon diferentes esquemas para conseguir civilizar el propulsor V6 TDI, incluyendo entre ellos una evolución del sistema híbrido-diésel cuya potencia máxima combinada pudiese alcanzar los 700 CV y permitiera disfrutar de tracción total. Con ello el Audi Skorpion conseguiría llevar a Audi Sport aún más lejos de lo conseguido con el R8, y es que este coche siempre fue planteado como un superdeportivo que habría de ubicarse por encima de éste, siendo además fabricado en serie limitada y con un precio notablemente superior.
Desgraciadamente el proyecto jamás consiguió pasar de esta fase embrionaria, motivo por el cual lo que vemos en estas fotos es una maqueta a escala real de lo que podría haber sido y no fue. Aún así, lo cierto es que en términos estilísticos, el Audi Skorpion se muestra realmente imponente, evidenciando su cercanía con el prototipo vencedor de Le Mans, aunque eso si, luciendo una carrocería que redefine el trabajo aerodinámicos hacia lo que habría de ser un superdeportivo homologado para circular por las calles.
Como ya pasara con el R8 V12 TDI, el Skorpion es otra muestra más de aquella edad dorada del diésel, esa época vista con horror por muchos, pero en donde faltó mucho menos de lo que nos pensamos para que en el mercado fuese posible comprar un superdeportivo diésel capaz de plantar cara a todo un Ferrari.
Fuente: CarThrottle
