¿Os acordáis del autobús-túnel chino? Sobre el papel era una idea absolutamente genial: el Transit Elevated Bus circulaba sobre raíles, a varios metros por encima del suelo, dejando hueco suficiente para que los coches pudieran pasar por debajo de él. Una brillante fusión entre un tranvía y un metro que generó no pocos elogios hace unos meses, cuando el primer prototipo debutó en la ciudad portuaria de Qinghuangdao. Al parecer, la policía de Beijing está actualmente investigando a la empresa promotora del proyecto, alegando que todo ha sido una gran estafa. Ya se han producido los primeros arrestos.
Quizá era demasiado bonito para ser cierto. Este autobús era capaz de transportar hasta 1.200 pasajeros por viaje – sus vagones tenían más de 6 metros de ancho – y su coste de instalación y operación era cinco veces inferior al del metro. Su instalación sólo demoraba un año y no requería más que unos raíles electrificados, embebidos en el asfalto. Los problemas comenzaron a finales del año pasado, cuando algunos inversores comenzaron a tener sospechas sobre la viabilidad del proyecto. La web de la empresa no se actualizaba, y no había movimiento ni información nueva acerca del futuro del proyecto.
Hace unos meses salieron a la luz imágenes del autobús, acumulando polvo en un enorme almacén en el puerto de Qinghungdao. Al parecer, los «problemas económicos» comenzaron a acumularse, y los inversores perdieron la paciencia. La policía de Beijing iniciaba una investigación a la empresa promotora, y habrían arrestado al menos a 30 personas relacionadas con el proyecto, acusadas de delitos de estafa. A través de una plataforma de inversión llamada Huaying Kalai, habrían obtenido 1.300 millones de dólares de financiación, que ahora parecen haberse desvanecido. 72 inversores – particulares y corporativos – ya han denunciado a la empresa.
Autek, la empresa externa que diseñó y proyectó el autobús, aún no ha cobrado los millones que se le deben. Los raíles que se instalaron en Qinghuangdao debían desmontarse el 31 de agosto de 2016, cuando vencía su permiso para la prueba piloto. Los raíles siguen en su sitio, y la ciudad ya ha iniciado los trámites para su demolición. La policía de Beijing cree que todo el proyecto ha sido una gran estafa, cuyo fin era simplemente obtener dinero rápida y fácilmente, para posteriormente desaparecer. Es una verdadera pena, porque el proyecto tenía potencial, y suscitó una gran admiración en su momento.
Fuente: Engadget