Lo último que sabíamos sobre las autovías de pago es que, según Isabel Pardo de Vera (Secretaria de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana) estarían listas en los próximos meses: antes de que acabe la actual legislatura. Con el calendario político y la ley electoral en la mano, obtuvimos una fecha aproximada porque las elecciones generales se deben celebrar, como tarde, el 10 de diciembre de 2023. Ahora sabemos que el Gobierno ha vuelto a cambiar de planes: las autovías de pago no llegarán en 2023… y parece que tampoco en 2024.
En el contexto actual, que analizaremos en unos instantes, las autovías de peaje han dejado de ser una cuestión “prioritaria y urgente”. Es El Periódico de España el encargado de recoger estas declaraciones del Gobierno. No está previsto ningún avance sobre este punto en 2023: tampoco uno que permita hacer realidad este sistema de pago en 2024. El bolsillo de los conductores españoles tendrá una tregua, aunque como os explicaremos más adelante, no será indefinida.
Las razones
La Secretaria de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, en su momento, especificó que las autovías de pago sólo se pondrían en marcha cuando la inflación se relaje y se resuelvan otros puntos que siguen aportando incertidumbre económica.
Las fuentes del Ministerio de Transportes, de las que se hacen eco en El Periódico de España, amplían las razones para dejar a un lado las autovías de pago: en primer lugar, que no se dan las “condiciones necesarias”. En segundo lugar, no es el momento “económico y social” adecuado para ello. Y, en tercer lugar, el “contexto político” tampoco ayuda.
Cabe recordar que, además de las elecciones generales, en mayo se celebraran las autonómicas y las municipales: no, no es el escenario ideal para que todos los implicados alcancen un punto en común. Y el Gobierno no quiere implantar las autovías de pago sin tener un acuerdo con el sector del transporte, las comunidades autónomas y los partidos políticos: algo complejo de lograr en medio de la campaña electoral en la que ya estamos inmersos. No podemos olvidar, tampoco, que toda la polémica suscitada por este sistema de pago puede ser un lastre en el programa de cualquier partido político.
Europa ya lo sabe
El Gobierno ya habría comunicado su decisión de aplazar las autovías de pago a la Comisión Europea para poder incluirlo en el apéndice que están negociando para el Plan de Transformación y Resiliencia. Según el Ejecutivo, Bruselas entiende que “no es el momento” debido a la Guerra de Ucrania y sus consecuencias: por lo tanto, no habría puesto objeciones a retrasar la llegada de los peajes a las autovías españolas.
¿Y las ayudas?
La pregunta es evidente porque ese Plan de Transformación y Resiliencia es la llave para que nuestro país reciba 140.000 millones de euros procedentes de Europa: en ese documento figuran las reformas que España se compromete a llevar a cabo para poder acceder a esos fondos. Y las autovías de pago forman parte de él.
¿Peligran, entonces, las ayudas? No porque esas autovías de pago no son “una exigencia taxativa”, sino una propuesta acordada con Europa. Por lo tanto, el apoyo económico de Bruselas no depende de su ejecución.
No están descartadas
Puede que no veamos las autopistas de pago ni este año, ni el que viene: esto no significa que estén descartadas. Todo lo contrario: hay que recordar que este sistema de pago sería la fórmula para compensar la falta de mantenimiento de las infraestructuras, que acumula un déficit de 8.000 millones de euros. Aunque los Presupuestos Generales del Estado han destinado, en 2022, 1.400 millones de euros a este cometido, es una cifra “insuficiente” y por ello, buscan una fuente extra y directa de ingresos.
Según la misma información de El Periódico de España, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana habría avanzado bastante en el estudio de los diferentes modelos que ya están vigentes en Europa y que podrían aplicarse a nuestro país.
Las opciones con más peso siguen siendo dos: los peajes viñeta (una tarifa plana anual que tendrían que pagar todos los conductores para poder circular por estas vías) y el pago por uso (un peaje blando como el que existe en Portugal en el que los conductores pagarían en función del número de kilómetros que recorran). Incluso se habla de comenzar por los primeros para llegar hasta los segundos con el objetivo de que los vehículos que más usen las autovías sean los que más paguen.