Pocas cosas hay más importantes en el mantenimiento de un automóvil que cambiar el aceite de forma periódica a nuestro motor. Sin embargo, por alguna razón que no llegamos a comprender, algunos conductores olvidan o alargan excesivamente los cambios de aceite, descubriendo hoy las muy malas consecuencias que tiene para un motor BMW el no usar lubricante pasado de kilómetros.
Cambiar el aceite del motor nunca es una opción
En Diariomotor hemos visto ya innumerables casos de motores que han sucumbido ante la falta de un correcto mantenimiento, especialmente cuando se trata de la sustitución del aceite lubricante. Este fluido es vital para la correcta salud de nuestro motor, siendo el mayor responsable de que un propulsor pueda durar cientos de miles de kilómetros, consiga su mayor eficiencia de combustible y por supuesto genere el máximo de sus prestaciones.
Pero inexplicablemente hay personas que deciden olvidarse de cambiar el aceite a sus motores, teniendo hoy un nuevo y doloroso ejemplo de manos del canal de YouTube I Do Cars examinando las razones que provocaron el gripado de un motor gasolina BMW N26 de cuatro cilindros, dos litros de cubicaje y sobrealimentación por turbocompresor.
Si bien este motor de 241 CV y 350 Nm ha demostrado no ser el mejor referente de BMW en cuanto a fiabilidad, lo cierto es que la avería que hoy nos ocupa tiene una razón de ser muy concreta, pues este propulsor ha estado trabajando con el mismo aceite por muchos miles de kilómetros más de lo recomendadable.
De hecho esta familia de motores llegó al mercado con una recomendación para el reemplazo del lubricante de 15.000 millas por parte de BMW, intervalo que años después se redujo a 10.000 millas. ¿Y por qué? Pues porque la degradación progresiva del aceite del motor puede suponer un serio problema para ciertos componentes internos, especialmente aquellos fabricados en materiales plásticos, aleaciones o polímeros que pueden ser atacados.
En el caso de este propulsor BMW, la degradación del lubricante provocó la rotura de las guías de la cadena de distribución. Esta rotura en pequeños trozos terminó llegando al cárter, lo que inevitablemente provocó un taponamiento de la bomba de aceite y el consiguiente problema de lubricación del propulsor ante la incapacidad de la bomba para succionar aceite y repartirlo por todo el circuito de lubricación.
