«No se podía saber», diría alguno. Los agresivos recortes en las tarifas de Tesla que acontecieron el año pasado tenían como objetivo impulsar las ventas y lastrar las de su competencia. Sin embargo, aquella estrategia comercial ha terminado por afectar de una manera muy negativa a los resultados de sus mayores clientes, especialmente en Europa, donde el canal de flotas representa casi la mitad de las ventas para la marca.
Las compañías de leasing y flotistas no quieren ni oír hablar de la firma de Elon Musk
Aunque los directivos del fabricante norteamericano, y especialmente su departamento de grandes cuentas, se encuentran trabajando para recuperar las relaciones dañadas con las empresas de leasing de nuestro continente, así como con las corporaciones que adquirieron o alquilaron varios de sus productos, sus bajadas de precio en 2023 han hecho mella. Pocos quieren tener contacto con Tesla.
Los descuentos para minoristas, sumados a un servicio de postventa exasperantemente lento y a unas reparaciones excesivamente caras, han terminado por hundir el valor de las flotas y por hastiar a las compañías que confiaron en la de Elon Musk. Ahora, sus responsables se hallan estudiando esfuerzos comerciales que podrían costarle muchos millones de euros.
Una encerrona para sus grandes clientes que se traduce en una pérdida de confianza
Las firmas de leasing compran automóviles nuevos y conciertan arrendamientos que han sido previamente calculados en función del precio por el que creen que pueden venderlos al final del contrato, pero las caídas repentinas de las tarifas socavaron esos valores residuales, lo que costó muchísimo dinero a las empresas en cuestión, grandes clientes de Tesla a escala global y regional.
El derrumbe de esos activos, que es la peor pesadilla para una compañía especializada en esta actividad relacionada con flotas de vehículos, parece que no se va a poder compensar de ninguna forma por mucho que los estadounidenses se empeñen desde un punto de vista económico (que les supondrá pérdidas). Pocas corporaciones de las que confiaron en la de Musk creen que sea suficiente. ¿Y ahora qué?
Este escenario es una oportunidad de oro para los fabricantes chinos (sí, una vez más)
Según informa Automotive News, entre otros ejemplos de relevancia, Arval, la unidad de arrendamiento de automóviles del grupo BNP Paribas, está hablando ya con tres fabricantes de automóviles chinos sobre la compra de vehículos eléctricos después de sufrir pérdidas vinculadas a la caída de valores de una Tesla cortoplacista que, de algún modo (tendrá que ver si le compensa esto) parece haberse disparado en el pie.
Arval alquila alrededor de 170.000 de BEV como parte de una flota total de 1,7 millones de coches, es decir, un 10% de su negocio. Su director ejecutivo adjunto, Bart Beckers, ha dicho que los yanquis trabajan duramente para solucionar sus problemas con las reparaciones en sus talleres oficiales, pero parece que los nuevos rivales orientales de Tesla están más comprometidos con mantener fuertes valores de reventa.
¿Datos para dejar de creer? Tesla ya no es lo que era y sus Key Accounts se marchan
Con base en información generada por Dataforce, las ventas de flotas de Tesla en la Unión Europea y en el Reino Unido durante el primer trimestre de 2024 cayeron un 2,3%, mientras que el mercado en su conjunto subió un 3,5%. Además, sus ganancias están disminuyendo a nivel mundial tras un largo periodo de fuerte crecimiento: se alerta de una caída del 8,5% en las entregas globales durante el Q1.
El primer retroceso de los de Austin (Texas, EE.UU.) en 4 ejercicios fiscales puede tener múltiples motivos y sería muy injusto decir que sólo se debe a una mala relación con sus Key Accounts flotistas, pero lo cierto es que no es el mejor escenario al que se enfrenta la multinacional. Al fin y al cabo, hacer perder tanto dinero a tus principales clientes es uno de los peores marketing que puedes aplicar y más cuando la ofensiva China acecha.