Tras cuatro intensas olas de calor durante el verano de 2023 y en vista de que el precio de la gasolina no para de subir, quizá te hayas preguntado qué es más eficiente a la hora de circular con tu coche: bajar las ventanillas o encender el aire acondicionado. Más allá del estilo de conducción que tengamos y de cuánto nos anticipemos a las circunstancias del tráfico para optimizar las aceleraciones y deceleraciones, lo cual es esencial para obtener un menor gasto de carburante, el modo en como ventilemos o refrigeremos el habitáculo supondrá hasta un 10% de ahorro energético. Eso sí, nunca deberíamos renunciar a nuestra comodidad y seguridad a fin de reducir unas décimas esa cifra que vamos mirando, a veces obsesivamente, en el ordenador a bordo.
Si buscas una respuesta definitiva a tu duda, lamentamos decirte que, como suele ocurrir con tal clase de disyuntivas, esta se contesta con un “depende”, pues existen matices que hacen más o menos favorable cada método. Evidentemente, los equipos de climatización son cada vez más frugales, es decir, restan menos potencia al motor y le exigen menos esfuerzo, pero todavía hay casos en los que, con independencia de lo nuevo que sea el vehículo, merece la pena dejar correr el viento a través de las puertas y del interior del coche. No obstante, aquí va una pista que bien puede resumir todo lo que viene a continuación: la aerodinámica a bajas velocidades (por ejemplo en ciudad) no es un factor determinante para el consumo.
“La virtud está en el término medio”: 70 km/h, el punto de inflexión en la eficiencia de cada solución
En realidad, la forma más inteligente de mantener “fresca” y aireada la cabina de nuestro automóvil es combinando ambas medidas. Aunque existen divergencias bastante considerables entre los distintos estudios que se han realizado al respecto, se podría decir que usar el sistema de climatización del vehículo resulta más favorable a partir de unos 70 km/h. Por debajo de esa velocidad, es más beneficioso desde un punto de vista económico bajar las ventanillas. En otras palabras y en pro de simplificarlo, es mejor circular sin vidrios a ritmos urbanos o interurbanos y con el aire acondicionado encendido cuando se conduce por carreteras convencionales, autovías o autopistas. Puedes seguir este consejo para reducir rápidamente la temperatura.
Si bien no existe una norma general para todos los modelos, pues cada uno cuenta con una aerodinámica y una superficie acristalada, así como unos componentes mecánicos y electrónicos distintos, también hay que tener en cuenta que cada cual usa el aire acondicionado de una forma que puede traducirse en un mayor o menor consumo de combustible. Habrá personas a las que les guste una temperatura más alta y un modo de ventilación suave con recirculación puntual, mientras que otras preferirán conducir con algo parecido a una tormenta polar. Sin embargo, para un empleo moderado del equipo en cuestión, la diferencia entre usar el climatizador o bajar los cristales laterales puede significar hasta un 10% más de eficiencia.
¿Por qué gasta carburante el hecho de abrir las ventanillas o activar el aire? Breve explicación
Es probable que te hayas preguntado el motivo por el que bajar las ventanillas del coche o accionar su climatizador conlleva un consumo energético extra, concretamente de combustible, bien sea gasolina o gasóleo (en un automóvil eléctrico, disminuiría la carga de la batería más rápido). Cuando circulamos sin cristales laterales a cierta velocidad, la aerodinámica de la carrocería empeora de forma notable. El aire que entra en el habitáculo genera una serie de turbulencias y una resistencia al avance que se traduce en un incremento de la fuerza que el motor necesita realizar para mover el conjunto que transporta. Digamos que es como si corriésemos con un paraguas abierto y colocado en horizontal detrás nuestro. Nos tendríamos que esforzar más, ¿verdad?
Para entender el gasto derivado del sistema de aire acondicionado, hemos de conocer cómo funciona un propulsor térmico y sus equipos auxiliares. Cuando los pistones bajan y suben dentro de los cilindros debido a las pequeñas explosiones que se producen en sus cámaras, provocan movimiento en un cigüeñal que transfiere trabajo rotacional a una polea colocada en uno de sus extremos. Aquí va colocada una correa o cadena de distribución que, de manera directa o indirecta (con otras bandas), mueve mecánicamente distintas “ruedas” encargadas de, por ejemplo, activar un compresor mediante su propio giro. Es por ello que al conducir con el climatizador encendido se le exige al motor una carga adicional para compensar la potencia que le resta ese componente.