Vamos allá con los datos, tan brutos y duros como ellos solos. El 90% del comercio mundial está articulado mediante grandes cargueros. Barcos de cientos de miles de toneladas, centenares de metros de eslora, capaces de cargar en su interior y sobre su cubierta miles de contenedores. Tu teléfono móvil, tus muebles, las latas de conserva de tu armario. Todo viene en esos enigmáticos barcos, movidos por gigantescos motores alimentados por fuel-oil pesado. ¿Sabes cuanto contaminan estos barcos? Los 15 mayores cargueros del planeta emiten tanto NOx y sulfuro como todo el parque automovilístico del planeta.
Como antes os decía, estos motores suelen estar alimentados por fuel-oil pesado. Es un combustible derivado del petróleo, mucho menos refinado que el gasóleo que ponemos en nuestros vehículos, un limpísimo éter en comparación. Aunque estos motores alcanzan una gran eficiencia térmica (más del 50%), su combustión no es limpia. Aunque esta flota marina sólo emite el 3% de los gases de efecto invernadero, la cantidad de óxidos de nitrógeno emitidos a la atmósfera es preocupante. Hasta el punto de ser mayor a los 1.300 millones de vehículos que circulan por las carreteras de todo el planeta.
En estos momentos, la presión competitiva sobre las navieras mundiales – propietarias de estos enormes buques – es muy grande, y los precios de transporte marítimo se encuentran en mínimos históricos, motivados por el exceso de oferta del sector. En estos escenarios, las navieras no tienen incentivos ni recursos disponibles para hacer más limpios a sus barcos. Simplemente no les sale rentable. The Economist recoge la creación de instrumentos de financiación, que subevencionan y otorgan préstamos sin intereses a los armadores que quieran hacer sus navíos algo más limpios. Un proceso caro y lento, pero importante.
Aunque las emisiones de óxidos de nitrógeno y sulfuros sean muy cuantiosas y perjudiciales, ¿por qué los gobiernos y ayuntamientos no encolerizan ante estos barcos? ¿No son acaso mucho peores que nuestro parque automovilístico? ¿Por qué no se imponen restricciones a su atraque? En primer lugar, por ser la espina dorsal del comercio, y en segundo lugar, porque la mayor parte de esos gases contaminantes son emitidos en ruta. El gran peligro para la salud humana es la concentración física de estos NOx y sulfuros en un mismo lugar, cosa que ocurre en ciudades como Madrid o Barcelona, que han activado protocolos al respecto.
Con todo, las Naciones Unidas han acordado imponer restricciones a la contaminación de estos navíos de cara a 2020, un movimiento que muchas navieras creen les perjudicará gravemente, incluso abogándolas a la quiebra.
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