Cuando piensas en tuning, en preparaciones y en aftermarket, es muy posible que multitud de marcas vengan a tu cabeza. Si acotas la «búsqueda» al mundo de las llantas, es altamente probable que la primera que te venga a la cabeza sea BBS. Esta icónica marca alemana fue fundada en 1970, y su popularidad en el motorsport, junto al auge del tuning en los años ochenta, les llevó a alcanzar una cómoda posición de liderazgo en su sector. Desgraciadamente, la marca acaba de quebrar, declarándose insolvente por quinta vez desde el año 2007.
BBS Autotechnik es una marca asociada de forma indeleble al mundo del tuning. Algunos de sus diseños son auténticos iconos. Modelos ya descatalogados como BBS RSII o las RK son tremendamente populares – especialmente al hablar del «german tuning» – y comandan precios astronómicos en el mercado secundario. Es imposible disociar ciertos coches de los ochenta y noventa de BBS, especialmente si hablamos de modelos deportivos de marcas como BMW, Audi o Volkswagen. Sin embargo, los apuros económicos de BBS no son, desgraciadamente, nuevos.
En un triste paralelismo temporal con la quiebra de la división de asientos para coches de Recaro, BBS se ha declarado incapaz de hacer frente a sus obligaciones económicas. La empresa alude a retos financieros, así como a la dura competencia de llantas de origen italiano, y especialmente, chino. Lo realmente llamativo es que BBS ya se sometió a un proceso de quiebra a principios de 2023, solo tres años después de su quiebra de 2020. Anteriormente, había pasado por trances similares en los lejanos 2007 y 2011.
Una quiebra, conocida en España como concurso de accreedores, es considerada en el inventario popular español como algo rotundo y definitivo. Sin embargo, a nivel económico, no es habitualmente así: una quiebra suele implicar una reestructuración o un cambio de propiedad, asociada normalmente a una nueva gestión y cambios estratégicos profundos en la empresa. El quid de la cuestión es, ¿por qué BBS Autotechnik ha quebrado cinco veces en 17 años? La respuesta no es sencilla, y responde, como es habitual, a una combinación de factores.
Desde The Autopian, que han analizado de forma muy certera el estado de BBS, aluden a ciertos problemas estratégicos. En primer lugar, la marca no parece haber sido capaz de capitalizar las tendencias de mercado del sector de las llantas. La nostalgia es un factor comercial muy poderoso en estos momentos, y el relanzamiento de modelos míticos ya descatalogados hubiera sido un auténtico soplo de aire fresco a nivel económico. La marca parece haber centrado el foco en un sistema llamado BBS Unlimited, capaz de encajar en todo tipo de coches.
Las llantas son fabricadas con anclaje 5×117,5 – un anclaje que nadie usa – y luego son adaptadas a cualquier coche mediante un adaptador especial que solo BBS vende. Es un sistema engorroso y caro. Las quiebras anteriores a 2020 de BBS implicaron cambios de propiedad, y la venta de la empresa a fondos de inversión de todo tipo y condición. Tras su quiebra de 2020, KW Automotive – un conocido especialista en suspensiones de origen alemán – adquirió BBS y su división estadounidense, con el objetivo de relanzar la marca.
En 2023, la división europea de BBS se declaró insolvente, y fue vendida a un fondo de inversión turco. Unos costes energéticos disparados fueron el motivo oficial de su quiebra de 2023. La situación no ha mejorado con sus propietarios turcos, que han suspendido pagos en mayo y junio. Aunque la filial estadounidense y japonesa de BBS – esta última produce llantas forjadas – siguen funcionando a pleno pulmón, está por ver cuál es el destino de la matriz de BBS. Esperemos que sepan enderezar el rumbo de una vez por todas.
