Habitualmente somos bombardeados con anuncios de coches que salen a subasta. Me viene a la cabeza un BMM M1, que salía a subasta con sólo 681 km en su odómetro. O un Lancia Delta Integrale con menos de 50 km en el odómetro. Este tipo de anuncios me producen un gran rechazo, incluso malestar físico. ¿Cómo es posible que alguien haya tenido estos coches almacenados durante décadas sin apenas usarlos? Por fortuna, este no es uno de esos casos. En Villa Erba se venderá este espectacular BMW 507, con abundantes kilómetros de color turquesa y nunca restaurado. Así es como nos gustan los clásicos, disfrutados.
BMW sólamente fabricó 252 unidades de este precioso roadster – entre los años 1954 y 1956 – y esta unidad en cuestión posee el número de chasis 70044. El coche va actualmente por su tercer dueño, aunque este último dueño ha sido el mismo durante las pasadas cinco décadas. Cuando lo adquirió el coche era de color Papyros White, pero le pareció una buena idea repintarlo en este fantástico turquesa – que seguro que algunos puristas detestan. Me recuerda a las Fender Stratocaster de época, pintadas en colores tan vivos como este. He de reconocer que el turquesa viste al roadster de maravilla.
El interior del coche es de cuero rojo, y aunque es evidente el paso de los años, me parece más auténtico y bonito que un interior completamente restaurado. No me diréis que esos asientos de cuero desgastado y ajado no le dan un aire auténtico y genuino. Es lo que en el mundillo se llama «patina», esa capa intangible que dejan sobre el coche años de desgaste y uso, pero de desgaste controlado y cuidado. Pura belleza. Bajo el capó, en perfecto orden de funcionamiento pero con más de seis décadas encima, late el motor V8 de 3,2 litros, con 150 sedosos caballos, asociado a un cambio manual de cuatro relaciones.
El actual propietario ha cuidado con mimo y esmero a este coche, pero nunca lo ha restaurado. En los meses de invierno el coche estaba guardado en el garaje sin moverse, pero con mejores temperaturas el coche rodaba con frecuencia, incluso a diario. Teniendo en cuenta que el coche tiene más de 73.000 km, dudo que se haya privado de ningún paseo en esta fantástica máquina. Y quién podría culparle. Teniendo en cuenta que lo ha tenido durante cinco décadas, el anciano que lo vende ha podido disfrutarlo más que adecuadamente. Hora de que un nuevo propietario lo disfrute… y recibir un buen cheque a cambio.