El BMW i8 fue presentado públicamente en el Salón de Frankfurt del año 2013, junto al BMW i3. En su momento, nadie pensaba que BMW fuera capaz de llevar a producción un coche presentado conceptualmente en 2009. Todo el mundo pensó que aquél deportivo híbrido enchufable salido del futuro se quedaría en una declaración de intenciones, o que en un futuro se desarrollase un producto más racional usando algunas de sus tecnologías. Todos estábamos equivocados: el futuro estaba entre nosotros, y lo ha seguido estando durante los últimos siete años.
Desde su lanzamiento fue un coche revolucionario. Empleaba una estructura monocasco de fibra de carbono, y su diseño era más propio de un prototipo que de un coche de calle. La apertura vertical de sus puertas nos recordaba en todo momento que no estábamos ante un coche cualquiera, y a día de hoy, el BMW i8 se sigue viendo extremadamente adelantado a su tiempo a nivel estético. A nivel técnico, sigue siendo el espejo ante el que muchos de los deportivos del futuro se van a seguir mirando, gracias a una avanzada mecánica híbrida enchufable.
Su mecánica combinaba un motor 1.5 TwinPower Turbo de tres cilindros y 231 CV con un motor eléctrico de 143 CV, situados en posición central-trasera. Con una potencia combinada de 374 CV, enviados al tren trasero, este deportivo era capaz de hacer el 0 a 100 km/h en solo 4,4 segundos. Una batería de iones de litio y 11,6 kWh de capacidad nos permitía recorrer 55 km sin emitir un solo gramo de dióxido de carbono. Homologaba un consumo medio de sólamente 2,1 l/100 km, y como no podía ser de otra manera, disponía de la etiqueta CERO de la DGT.
Siempre recordaré con mucho cariño la extensa prueba a fondo que en 2015 publicamos en Diariomotor, comparándolo contra un Porsche 991 Carrera 4 GTS. Aun siendo coches extremadamente diferentes, el BMW i8 nos demostró que un híbrido enchufable de tres cilindros podía darnos sensaciones deportivas de primer nivel, y que quizá un futuro electrificado no era tan terrible como nos podíamos pensar. Quizá os estéis preguntando por qué hablo en pasado, y el motivo es que su producción acaba de finalizar, tristemente, sin un sucesor directo a la vista.
El BMW i8 iba a seguir produciéndose hasta el mes que viene, pero ante la expansión del coronavirus, la marca ha decidido cerrar sus instalaciones productivas europeas. En cualquier caso, sus ventas nunca alcanzaron las de rivales directos como el Porsche 911. Durante sus seis años de producción se habrán entregado poco más de 20.000 unidades. Quizá fue un coche demasiado adelantado a su tiempo, incomprendido hasta cierto punto. Pero un coche clave para BMW, que inició con él su estrategia de electrificación a gran escala.
Una estrategia que también, sin lugar a dudas, llegará a los BMW más deportivos y pasionales, desarrollados por BMW Motorsport. Como podréis ver en la galería de fotos que acompaña a este artículo, el BMW i8 ya ha pasado a formar parte de la colección permanente del BMW Museum de Munich, donde compartirá exhibición con otros tres iconos de la deportividad: los preciosos BMW 507, BMW M1 y BMW Z8. El BMW i8 acaba de pasar a formar parte de verdadera realeza de la marca de Munich, y será recordado con la reverencia que merece.