Tesla, General Motors, Toyota, Hyundai… y ahora BMW. Son varias las marcas que se han lanzado a reinventar algo que, desde mi punto de vista, ya tiene un diseño perfecto: el volante. Amparados por la perspectiva que plantea la conducción autónoma, en Baviera también han sucumbido a esta polémica moda: un controvertido volante yugo con un par de empuñaduras que permanecen, siempre, verticales.
BMW ha presentado la solicitud en la Oficina de Patentes y Marcas Registradas de los Estados Unidos (USPTO), pero no es la primera vez que aparece. Hicieron el mismo movimiento en la oficina mundial, en la de Alemania y en la de China. Sin embargo, esto no quiere decir que vaya a llegar a producción. En el mundo del motor, las marcas, a menudo, patentan tecnologías sin planes concretos para usarlas. La marca alemana no ha confirmado que su ‘volante yugo’ vaya a ser una realidad, pero, al menos, la idea sí lo es.
Definido en los documentos como ‘steering handle’ (que significa algo así como un mango o una manija de dirección), cuenta con un par de empuñaduras que permanecen verticales en todo momento: los describen como “elementos de agarre en ángulo”. Están unidos a un único radio horizontal que gira alrededor de un eje central.
¿Hay algún beneficio?
Este diseño debería hacer que, en teoría, su funcionamiento sea muy parecido al de un volante convencional: hay que levantar la mano izquierda para girar a la derecha y la derecha para girar a la izquierda. Si la forma en que lo manejamos no ha cambiado, ¿existe algún beneficio para este diseño en la conducción diaria? ¿Hay alguna ventaja?
Si seguimos analizando el texto de la patente, BMW explica que “se puede ganar más espacio” mediante la instalación de un volante yugo en lugar de uno tradicional. Parece, también, que las empuñaduras se pueden plegar cuando no se usan para liberar más sitio. Este debe ser el principal beneficio… y el único.
La conducción autónoma
En un futuro, los coches circularán de un punto a otro de forma independiente. Una tecnología con la que el volante pierde peso: esto ha debido llevar a los fabricantes a pensar en qué debería pasar con esta parte del vehículo. Este tipo de diseños puede ser útil en el más alto nivel de la conducción autónoma porque el volante podría no estar en uso la mayor parte del tiempo. En este contexto sí es lógico pensar en un elemento plegable para que los ocupantes del vehículo tengan más espacio mientras este se mueve en modo autónomo.
No obstante, este escenario es, de momento, algo muy lejano. Prescindir del volante o rediseñarlo apostando por formas tan controvertidas no funcionará técnicamente durante, al menos, las próximas dos o tres generaciones de vehículos que, además, sólo podrán conducir de forma autónoma en algunos tramos de los trayectos que realicen.
Por fortuna y de momento, seguiremos disfrutando de volantes tan cotidianos como los que tienen nuestros coches. Eso sí, igual que muchos otros conductores, me seguiré haciendo la misma pregunta sin respuesta: ¿por qué se han empeñado las marcas en que algo que es ideal en su forma actual necesita una nueva versión de su diseño?