Los almacenes de clásicos de ciertas marcas de coches esconden verdaderas maravillas y el caso que nos ocupa hoy es un gran ejemplo. BMW esconde en secreto infinidad de prototipos experimentales, descubriendo cada cierto tiempo alguno de estos coches para regocijo de los fans del automovilismo. Y hoy vamos a descubrir la segunda parte del considerado como monstruo de 16 cilindros de BMW, un coche que buscó dominar su categoría, pero que finalmente la firma alemana no se atrevió a poner en las calles.
Cuando BMW quiso reinar en el lujo con 16 cilindros
Tenemos que remontarnos hasta los ’80 para ubicar esta historia y entender las ambiciones de BMW. La pugna del BMW Serie 7 con el Mercedes Clase S era una guerra cuerpo a cuerpo, motivo por el cual BMW estaba obligada a hacer gala de lo mejor de lo mejor para superar a su archienemigo. Este duelo salpicaba todos los aspectos que dan vida a un coche, desde el equipamiento a la calidad, pasando por supuesto por los motores.
BMW Serie 7
Y es así como los ingenieros de BMW decidieron probar suerte desarrollando un motor V16 en 1987, y es que el recién estrenado 5.0 V12 de 300 CV resultaba escaso para algunos en BMW. Aunque suene a locura, esta era la sensación, motivo por el cual se pusieron manos a la obra añadiendo 4 cilindros al bloque V12 M70, aumentando la cilindrada a 6.651 cc y así consiguieron crear el «monstruo» de 408 CV que sólo podría tener cabida en un Serie 7 E32, aunque no sin realizar grandes modificaciones como demostró el BMW 767iL Goldfisch que ya conocíamos.
Pero lo mejor de esta historia no lo sabíamos todavía, pues tras descartarse la producción del 767iL por lo desmesurado de su planteamiento y por los enormes requerimientos técnicos que implicaba su V16, especialmente en temas de refrigeración, resulta que el proyecto no fue cancelado del todo tal y como pensábamos.
Con motivo de la celebración del Techno-Classica en Essen, Alemania, la división de clásicos de BMW ha descubierto por primera vez la existencia de un segundo prototipo del 767iL creado en 1990. En este caso se trata de una evolución de la idea original para hacer las veces de mula del Serie 7 E38, aunque conservando algunos elementos del E32.
Como el Goldfisch original, este segundo prototipo es un coche totalmente funcional, con un estado de conservación impecable y solucionando algunos problemas del primer prototipo como la ubicación de los radiadores. A ello se une un interior repleto de lujos y soluciones muy avanzadas para la época, aunque obviamente el principal protagonista de este coche se oculta bajo su capó delantero.
Para esta segunda evolución, BMW usó el 6.6 V12 atmosférico en configuración de 343 CV, lo que suponía un recorte de rendimiento con respecto al Goldfisch primigenio. Pero esta merma no importó demasiado, pues este 767iL «EVO» mantiene intacto su espíritu de berlina de altos vuelos devoradora de Autobahns, prometiendo una punta de 250 Km/h y un 0-100 Km/h en el entorno de los 6 segundos.