Si contemplamos detenidamente la gama SUV de BMW, cuesta mucho entender en qué lugar podría encajar un nuevo modelo para su gama X, salvo que este se situase en lo más alto de la gama, donde ya sabemos habrá un nuevo BMW X7, o muy por debajo de sus productos actuales. Pero BMW lo ha vuelto a hacer. Tal y como sucediera con sus todocamino de espíritu coupé, los X4 y los X6, la marca alemana ha vuelto a sorprendernos con un BMW X2 que ocupará una posición atípica dentro de su gama de productos. De manera que muy probablemente el BMW X2 fuera el más innecesario de sus productos, pero también interesante.
Innecesario, porque el BMW X2 a fin de cuentas se situará en tierra de nadie, entre dos y tres modelos que a priori deberían ser más que suficientes para cubrir las necesidades de aquel que busque un todocamino de dimensiones compactas. Tenemos al más asequible de todos, el BMW X1, un poquito más largo que un SEAT Ateca. Tenemos también al BMW X3 y el BMW X4, el primero como SUV de generosas dimensiones, y el segundo como una alternativa más deportiva, con línea de coupé, pero ambos en el entorno de los 4,7 metros de longitud.
BMW X2
Y ahora tendremos también a un BMW X2, que aún siendo más corto que el BMW X1, tendrá un maletero muy parecido en dimensiones y espacio, una línea más deportiva, será más caro, y un producto más aspiracional que muy probablemente encajará mejor en la imagen que todos tenemos de un BMW.
Puedes consultar aquí nuestra guía de rivales del BMW X2.
Y ahí viene lo interesante de este producto. Aunque BMW ya tuviera bien cubierta su gama SUV, y probablemente nadie estuviera pidiendo a gritos un nuevo BMW X2, decidieron que esta sería una apuesta interesante. Un producto que tal vez sea lo que el BMW X1 siempre debería haber sido y que, al contrario de lo que parezca, no tiene por qué ser el rival natural del Audi Q2, que es el más barato de la gama SUV de Audi y más pequeño.
BMW ya se ha encargado de justificar su posicionamiento, inmediatamente por encima del BMW X1, con un diseño más atrevido y rasgos deportivos, casi de coupé, sin llegar al exotismo que con su voladizo trasero nos transmitieron BMW X4 y BMW X6. Demostrando que aún les quedan recursos para seguir sorprendiéndonos. Y realizando un movimiento que, lejos de resultar arriesgado, se justifica de inmediato con las estrategias seguidas por los fabricantes en los últimos años desarrollando plataformas versátiles, y compartidas a lo largo de diferentes modelos y segmentos, que acortan tiempos de desarrollo, de planificación industrial y, evidentemente, todos los costes asociados a ello. Como el BMW X1, con el que comparte plataforma, el BMW X2 estará disponible en versiones de tracción delantera y tracción total, contribuyendo con sus propios argumentos a romper una vez más con el dogma de la tracción trasera del BMW.
El BMW X2 es también la constatación de que los segmentos tradicionales, y cualquier clasificación estricta de productos en función de sus dimensiones exteriores, han muerto. Y es que definitivamente el hábito no hace al monje. Y lo único que puede determinar el posicionamiento de un coche ya no será, ni tan siquiera, su precio, sino lo que esté dispuesto a pagar el cliente por él, y las necesidades que busque satisfacer con este coche. De manera que nos será muy difícil definir los rivales concretos del BMW X2 y muy probablemente tengamos que establecer una lista de productos muy diferentes entre sí, en la que pesarán bastante factores como el precio.
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