El nuevo Mercedes Clase G ha sido lanzado al mercado hace apenas unos meses. Es una nueva generación de un todoterreno caracterizado por su configuración tradicional y raíces firmemente ancladas en los años 70 del pasado siglo. Y realmente es un lavado de cara muy profundo, incluso retienendo el código interno del anterior Clase G, el W463. Aunque conserva un chasis tradicional de largueros y travesaños, reemplazando su eje rígido delantero por una suspensión independiente. Es mucho más tecnológico, además de ser más eficiente y cómodo sobre el asfalto.
Como no podía ser de otra manera, el todoterreno de Mercedes ya ha pasado por las manos de Brabus, que aumenta su nivel de excesos y apariencia en varios enteros. El preparador alemán le ha aplicado un kit Widestar, similar a los usados en la anterior generación. Un kit de carrocería de gran agresividad visual, imponente, deportivo… y muy macarra. Fijaos en las monstruosas tomas de aire del capó, las barras de LED instaladas sobre el parabrisas – os aseguro que ningún Brabus Widestar practicará offroad serio – o las gigantescas llantas de 23 pulgadas. Sus neumáticos tienen unos mareantes 305 mm de sección.
Mercedes-Benz Mercedes Clase G
Dos colas de escape asoman a cada lado del vehículo, bajo sus estribos laterales. Tampoco podemos olvidarnos del alerón que corona la zaga o el logotipo de Mercedes, sustituido en el frontal por una gigantesca «B» con bordes dorados. La sutileza no es lo suyo, definitivamente. ¿Había mencionado que es 10 cm más ancho que el Mercedes Clase G de serie? Con todo, Brabus ha cuidado la puesta a punto y la preparación mecánica de su Widestar 700, basado en el ya impresionante Mercedes-AMG G 63. Su motor V8 Biturbo de 4,0 litros recibe 115 CV adicionales, logrando una potencia final de 700 CV.
700 CV acompañados de un par máximo de 950 Nm, disponible entre las 2.500 rpm y las 3.000 rpm. La mejora de potencia se ha logrado fundamentalmente a base de electrónica, aunque escape y admisión tengan un rol no desprecible. Pasando la potencia a las cuatro ruedas a través de su caja de cambios de nueve relaciones, es capaz de hacer el 0 a 100 km/h en 4,3 segundos, 0,2 segundos más rápidamente que el coche de serie. La velocidad punta queda limitada electrónicamente a 240 km/h. No se hablan de otras mejoras en su tren de rodaje, frenos o suspensiones – pese a que en sus pinzas de freno está presente el logotipo de Brabus.
Dentro, encontramos la clásica preparación Brabus. El cuero y los bordados diamantados están presentes hasta en las alfombrillas. Un acabado bitono muy lujoso y muy cuidado a nivel de calidades, aunque con ese punto excesivamente «charro» que caracteriza a estas preparaciones. Supongo que son plato de gusto para los que quieren presumir de una cuenta corriente abultada. Ribeteados de color naranja adornan asientos y paneles laterales, en claro contraste con el techo, forrado en Alcantara de color negro.