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El tren que desafió las leyes de la física hace más de 100 años se mantenía en equilibrio sobre una hilera de ruedas incluso parado

Se llama Brennan Gyro Monorraíl y es un tren de principios del siglo XX que aparentaba desafiar las leyes de la física. Se mantenía perfectamente equilibrado sobre un solo riel y encima se inclinaba en las curvas automáticamente sin la intervención del maquinista. Acompáñame a conocer la historia de las manos de su creador Louis Brennan.

La idea original de la que surge el Gyro Monorraíl

¿Qué pasa si en lugar de una vía de dos raíles usamos una con uno solo? La respuesta es sencilla. Infraestructura más barata por el menor uso de materiales. Encima se podría construir más rápido.

Si solo se usa un raíl, es necesario un medio que haga que el tren no vuelque. Ahí entra en juego el sistema giroscópico que desarrollaron. Gracias a él, el monorraíl podía tomar curvas más cerradas y a mayor velocidad sin salirse de las vías como un tren convencional de la época. Las imágenes que te dejo en la galería son antiguas, pero no tienen desperdicio (cortesía de Amusing Planet y Primal Nebula).

Aunque parecía un poco incompleto, por diseño era muy estable. En el corazón del tren había un giroscopio que corregiría la inclinación del tren antes de que los pasajeros se dieran cuenta. Algo increíble para 1910

Monorraíl histórico mostrando su capacidad de balanceo única

La estrella del invento: El giroscopio

El principio básico de un giroscopio reside en que si haces girar un disco muy rápido, su momento angular intenta mantenerlo perfectamente estable. Eso significa que si tratas de inclinarlo hacia un lado u otro, este tratará de regresar a su posición original.

Brennan vio esto como la clave para mantener el equilibrio de su tren. Su primer experimento fue con un modelo a escala. Uso un giroscopio accionado por un motor eléctrico. La prueba funcionó. Cada vez que el tren comenzaba a caer, el disco lo mantenía en posición vertical. Pero el diseño tenía un defecto importante.

Al llegar a una curva, el tren se salía de la vía. El giroscopio no giraba con él y el tren lo seguía. La solución fue poner un segundo giroscopio rotando en la dirección opuesta. Ambos se conectaban por un engranaje. Hablando claro, un giroscopio trataba de cancelar al otro permitiendo que el tren tomase la curva.

El uso de dos giroscopios girando en sentido contrario fue la clave del éxito para que el tren se mantuviese estable incluso en las curvas

Réplica miniatura del tren giroscópico que se mantenía equilibrado.

El modelo de 22 toneladas

Tras una inyección económica para continuar con su estudio, Brennan creó un prototipo a escala real que se probaría con pasajeros. Medía 12m de largo y pesaba 22 toneladas. En la zona del maquinista se ubicaron dos enormes giroscopios que giraban 3500rpm.

El aumento del tamaño significó varios desafíos con respecto a mantener el tren perfectamente nivelado. Las soluciones pasaron por encerrar cada disco del giroscopio en carcasas de acero selladas al vacío para reducir la fricción. Estos se accionaban mediante un motor de gasolina y podían seguir nivelando el tren durante 30 minutos sin energía.

Mediante un mecanismo neumático y un ingenio de engranajes, sumado a atornillar todo el sistema giroscópico al chasis del tren, resultó en un éxito. Los pasajeros ni siquiera se daban cuenta de la inclinación de del monorraíl en las curvas. Para ellos se mantenía siempre nivelado (junto a sus bebidas). Este fenómeno es el mismo que sucede cuando viajamos en avión y este se inclina durante el giro.

Brennan había dominado su diseño. Su tren era tan fuerte que incluso si todos los pasajeros se colocasen en un lateral, seguiría nivelado

Monorriel histórico demostrando estabilidad con diseño único de una sola vía.

El éxito de la prueba y la sombra de la inversión

La primera prueba al público fue en 1910. El mismísimo Winston Churchill se montó en el Gyro Monorraíl y quedó impresionado. Todo apuntaba a un éxito que se convertiría en el futuro de la locomoción.

Lamentablemente, no fue así. Los inversores no confiaban en el diseño porque cada vagón necesitaría su propio sistema giroscópico y muchos ya habían invertido demasiado en el sistema de trenes convencional para arriesgarse ahora.

En opinión de un servidor, podría haber representado un gran avance para la movilidad. Poco tiene que ver con un monorraíl de los de hoy, que se enrollan alrededor de vías construidas elevadas sobre el terreno. Este Gyro Monorraíl podía funcionar directamente sobre la infraestructura de vías ya existente y habría abaratado mucho la construcción y el tiempo. Por otro lado puedo entender a los inversores, era 1910 y probablemente el tema de la seguridad y la fiabilidad no se habría testado debidamente. ¿Qué opinas tú?

La prueba al público de 1910 fue un éxito, pero los inversores fueron reticentes debido al complejo sistema de giroscopio que había que poner en cada vagón y a su inversión ya establecida en trenes convencionales. El Gyro Monorraíl de Brennan cayó en el olvido

Giroscópico tren monorraíl más de 100 años, equilibrio sobre una sola hilera de ruedas.

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Martín Jemes

Martín Jemes es redactor y creador de contenidos para las redes sociales de Diariomotor.

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