Son los actuales dominadores del Campeonato del Mundo de Fórmula 1, todo un histórico de la parrilla, pero McLaren es relativamente ‘nueva’ en esto de fabricar coches de producción. La firma con sede en Woking fundó su división de McLaren Cars (ahora rebautizada como Automotive) en el ya lejano año 1985, con Ron Dennis y Gordon Murray poniéndose manos a la obra para diseñar, desarrollar y construir el primer deportivo de la compañía lejos de las carreras.
Lo que salió de esta asociación fue sin duda uno de los grandes automóviles de la década de los noventa, el afamado McLaren F1, del que apena se construyeron poco más de un centenar de unidades y que le dio a la marca uno de sus triunfos más importantes lejos de la Fórmula 1, concretamente en las 24 Horas de Le Mans de 1995 con la variante GTR.
Sin embargo, su fundador, Bruce McLaren, ya estaba dispuesto a lanzar su primer coche para calle mucho antes. Además de su paso por la Fórmula 1, el neozelandés, en su faceta de piloto, compitió dentro del Grupo 7, una normativa creada por la Comisión Deportiva Internacional (CSI), una división de la moderna de lo que ahora conocemos como la FIA. En aquel momento, el M6A de McLaren se mostró muy competitivo en un campeonato que atrajo miradas hasta el punto de que contó con gigantes como Porsche, Ferrari o Toyota.
Desarrollado en la segunda mitad de la década de los sesenta y contando con un motor Chevrolet bajo el capó, McLaren buscaba con el M6A tener un reemplazo aún más competitivo del M1B. Y vaya si lo fue, con Bruce coronándose campeón en el Can-Am, repartiéndose muchas de las victorias con su compañero Denny Hulme. Aunque el M8A ya estaba proyectado, Bruce McLaren quería seguir exprimiendo la buena base del M6A, ideando la opción de crear una versión cerrada de cara a las carreras del Grupo 4 GT.
Para ello, la FIA obligaba a los constructores a tener que hacer una tirada de al menos 50 unidades para poder homologar dicho vehículo, lo que imposibilitó poder entrar a competir frente a Lola en dicha clase. Nació entonces la idea de crear el M6GT, lo que hubiese sido el primer deportivo de producción de McLaren. Contando con el chasis del M6 y con un motor Chevrolet ajustado por el especialista Bartz, la posibilidad de crearlo parecía algo más que una simple posibilidad.
Llegó a haber un prototipo, en este caso matriculado como OBH 500H, con el que ya se podían demostrar sus capacidades incluso de la variante pensada para ser homologada para ir por carretera. Con una velocidad máxima estimada de 265 km/h y un 0 a 160 km/h en apenas 8 segundos, cumplía con lo que se esperaba de un deportivo de la época, muy ligero, ruidoso y terriblemente rápido.
La estética era indudablemente la del M6B, conservando esos particulares pasos de rueda que se extendían hasta el afilado frontal. En este caso la diferencia es que los grupos ópticos delanteros en la versión de calle aparecían prácticamente por sorpresa gracias a un sistema escamoteable manual que se accionaba con los dedos desde la parte frontal del receptáculo, lo que le daba una imagen incluso más peculiar cuando las luces se encontraban desplegadas.
La pregunta que rondará la cabeza de más de uno es sobre los motivos que llevaron finalmente a que el McLaren M6GT no viera finalmente la luz. Con el fallecimiento de Bruce McLaren, la idea de una producción de 250 unidades se esfumó por completo a pesar de que Trojan Cars estaba dispuesto a afrontar la fabricación. Con el paso del tiempo se han visto muchas unidades del M6GT construidas a posteriori y equipadas con el motor Coyote.
Así suena el McLaren M6GT:
Fotos | McLaren Automotive