Lamborghini, Porsche, Bentley, Aston Martin y, ahora, Ferrari están demostrando que los suv/»>suv pueden ser una (muy) buena jugada: incluso para marcas premium como ellas. El CEO de McLaren ha asegurado que la marca no cierra las puertas a este segmento y hubo un momento en el que Bugatti también se lo planteó, pero fue una idea efímera. El jefe de diseño de la marca la ha descartado por completo.
Como apuntábamos, en los planes de Bugatti entró la posibilidad de ampliar su gama con un SUV totalmente eléctrico. El primero en poner la idea sobre la mesa fue Stephan Winkelmann, exCEO de la marca francesa, que habló del modelo como un vehículo de uso diario que tendría un enfoque y una misión diferente a las del Bugatti Chiron. Se esperaba que, de recibir luz verde, fuera un todocamino o un GT de cuatro puertas, además de convertirse en una de las primeras ofertas completamente eléctricas de Molsheim.
Los planes de Mate Rimac
Aquella apuesta se hizo antes de que el fabricante se convirtiera en parte del Grupo Rimac. Un movimiento clave para esos planes: hace unos días, Mate Rimac, CEO del citado grupo, dejó claro que en su casa no había sitio para ningún SUV.
Algo que ha confirmado Achim Anscheidt, jefe de Diseño de Bugatti, en Autocar: “Siempre tuvimos una idea de lo que podría ser una segunda línea de modelos, pero luego pensamos: ¿estaríamos comenzando a vender la marca? ¿Qué estaríamos haciendo con este precioso logo? ¿Será demasiado brutal dar un paso como este al vender el logo a cambio de algunos números?”.
Exclusividad por encima de volumen
Lo cierto es que la producción de alto volumen nunca ha sido importante para Bugatti y si la marca tuviera que seguir ese camino, aseguran que tendrían que hacer que sus modelos insignia fueran (aún) más exclusivos. “Si sacamos una segunda línea de modelos, tendría que equilibrarlo sin olvidar las raíces de la empresa o creando algo más exclusivo. Esto significa que logramos un poco más de volumen, el otro lado de la balanza debería ser más exclusivo”, explicaba el jefe de diseño del fabricante francés.
Cabe recordar, además, que parte del dogma de la marca asegura que “si es comparable, ya no es Bugatti”. Un SUV puede ser muy especial, pero es complicado no compararlo con otros: es algo que todos hemos hecho con el Ferrari Purosangue y con la estrategia adoptada en Maranello de seguir los pasos de sus rivales. Es algo que, por ejemplo, no se puede hacer con el último modelo de Molsheim porque el Bugatti Mistral, realmente, no tiene un competidor directo.
A Bugatti le preocupa que añadir un SUV a su gama suponga vender parte de su esencia, convirtiéndose, así, en un fabricante menos exclusivo de lo que es actualmente. Una razón de peso para cerrar la puerta a este tipo de vehículos.