Si los ingenieros de Bugatti decidieron que el Bugatti Veyron debía ser un superdeportivo de tracción total fue por alguna razón. De hecho, Bugatti no tenía muchas más opciones que instalar un sistema de tracción total permanente, con un embrague Haldex, para transmitir al suelo con efectividad los 1.000 CV de potencia que desarrolla el Bugatti Veyron, convertirlo en una bestia extraordinariamente rápida, tanto en aceleración, como en punta, y ser relativamente sencillo de conducir. Pero el propietario de este Bugatti Veyron pensó que su deportivo pesaba mucho, y que sería más divertido y ágil si fuera un auténtico tracción trasera. Y he aquí la sorpresa, decidió transformar su Bugatti Veyron en un tracción trasera para divertirse haciendo los donuts más caros del mundo, y narrarnos el proceso en este vídeo.
Nos sorprendería mucho que esta transformación hubiera sido realizada con anterioridad. Por eso nos referiremos a este deportivo como el primer y único Bugatti Veyron de tracción trasera. Su propietario es el fundador y CEO de una compañía de alquiler de coches exóticos que presta servicio en Las Vegas, que cuenta con su taller, y su equipo de mecánicos, con una flota de coches – por lo visto – bastante nutrida, y que hace unos días nos narraba otra curiosidad de este coche, el laborioso trabajo que requiere un Bugatti Veyron para algo tan sencillo como un cambio de aceite.
Pero esto, sin duda, es mucho más que un cambio de aceite. Es una modificación importante de uno de los deportivos más caros de los últimos años y una tarea arriesgada, como reconoce su propietario.
Según nos cuentan en el vídeo, no es la primera vez que se aventuran a transformar un deportivo de tracción total en un tracción trasera. De hecho, reconocen que hicieron lo propio anteriormente con un Lamborghini Gallardo y que, sorprendentemente, existen muchas similitudes en los componentes mecánicos que emplean máquinas tan diferentes como un Lamborghini y un Bugatti.
Por lo visto en el vídeo, parecería que la tarea de transformar un Bugatti Veyron es sencilla y, de hecho, no parece que el coche presentara ningún problema tras haber modificado el diferencial.
El resultado, como podéis contemplar al final, es una bestia capaz de hacer unos donuts interminables, y de destrozar unos neumáticos de 365 milímetros en unos segundos. Una auténtica locura, si tenemos en cuenta que un cambio de neumáticos completo en un Bugatti Veyron puede costar cerca de 30.000 euros.