El AdBlue es un aditivo usado en el sistema anticontaminación de los vehículos diésel modernos. Desde hace unos años, la práctica totalidad de coches diésel lo usan, y desde incluso antes, el transporte pesado lo utiliza para reducir sus emisiones de óxidos de nitrógeno. El encarecimiento del precio del gas natural ha aumentado de forma considerable su precio, y en algunos países se han producido situaciones de desabastecimiento. Ante esta situación, es lógico que exista la tentación de hacer acopio de AdBlue, con el objetivo de evitar ambos malos.
No obstante, hacer acopio de AdBlue no es una buena idea. En primer lugar, porque el acopio excesivo perjudica a otros usuarios, que pueden verse sin un suministro que tenían garantizado en condiciones habituales – recordad lo que pasó con el papel higiénico y otros suministros básicos durante el confinamiento. En segundo lugar, porque el AdBlue tiene fecha de caducidad y esa fecha de caducidad es considerablemente más corta una vez el envase está abierto. Es exactamente lo mismo que ocurre con productos envasados, como la leche UHT.
¿Caduca el AdBlue? ¿Cuánto tiempo puede almacenarse?
El AdBlue tiene una caducidad de al menos 18 meses, siempre que esté almacenado en envases precintados, y esos envases se almacenen en unas condiciones concretas. El AdBlue es sensible a las temperaturas, y por encima de los 25 grados se comenzará a evaporar su agua, además de degradarse y perder propiedades. Por debajo de los 11 grados bajo cero se congelará, aunque ese no es un problema tan acuciante en nuestro país. Estas condiciones de almacenaje están especificadas en el capítulo tercero de la normativa internacional ISO 22241.
Este estándar normativo es el que regula el nombre del aditivo, al igual que sus condiciones de transporte y almacenaje o su composición química. En condiciones óptimas y sin abrir el envase, durará al menos año y medio con sus propiedades intactas – algunas marcas lo garantizan durante dos años – ¿pero qué ocurre cuando el envase ya se ha abierto? En ese caso, los fabricantes recomiendan consumirlo en un periodo de seis meses. Lo mismo ocurre si rellenamos garrafas en una gasolinera, o hacemos acopio en envases que no están precintados.
Un coche consume entre 1 y 2 litros de AdBlue a los 1.000 km, una cifra de consumo que puede variar de forma muy notable entre vehículos – hay algunos diésel de última generación con doble dosificación de AdBlue – pero también entre estilos de conducción. En general, cuanto más nos pese el pie derecho, más ciudad hagamos, o más consuma nuestro coche, mayor será nuestro consumo de AdBlue. Si recorres pocos kilómetros al año, no tiene sentido que hagas acopio de 40 litros de AdBlue, porque gran parte de ese aditivo se degradará de forma irreversible.
Un AdBlue caducado o degradado puede ser peligroso para el sistema anticontaminación, y puede provocar daños en el catalizador y en el filtro de partículas, dos componentes especialmente caros del sistema de escape de un vehículo moderno. El reemplazo de un filtro de partículas moderno puede superar los 1.000 euros con suma facilidad, y en el caso de un coche con dos filtros de partículas, el coste se puede disparar aún más. Nuestra recomendación: repostar el AdBlue que sea necesario en estaciones de servicio de amplia rotación y tráfico.
¿Qué ocurre si mi coche se queda sin AdBlue?
Hemos publicado un artículo muy completo al respecto. A modo de resumen, en el mejor de los casos, el coche seguirá funcionando con normalidad hasta que detengas su motor. En un escenario menos positivo el coche entrará en un modo «a prueba de fallos» y reducirá su rendimiento de forma considerable. El peor de los casos se produce cuando intentamos arrancar un coche sin AdBlue en su depósito: será imposible en la práctica totalidad de casos y nos quedaremos tirados – una situación perfectamente evitable, y de la que el coche nos advertirá insistentemente.