La caída de las ventas de los coches diésel está provocando una huida de los compradores hacia los motores gasolina. Este vuelco está trayendo importantes consecuencias como es el aumento de las emisiones de CO2, aumento negativo por su impacto sobre el cambio climático, pero positivo para las administraciones que han visto como en 2018 la recaudación por impuesto de matriculación aumentó en un 31,5%. Unos ingresos extra que en 2019 podrían ir a más si la cuota de coches diésel se sigue reduciendo y no se apuesta por otras alternativas al motor convencional además del motor gasolina.
Las emisiones de CO2 siguen aumentando en España a razón de un parque móvil que se está renovando mediante motores que emiten más de este gas. El cambio en la decisión de compra de muchos compradores que antes apostaban por el diésel y ahora están comprando coches con motor gasolina es uno de los grandes culpables de este incremento en las emisiones. A ello se une que con el aumento de las emisiones de CO2, los impuestos a los que están sujetos estos coches también aumentan.
El aumento de las emisiones de CO2 es debido a que debido a las características de cada combustible, un motor diésel emite menor cantidad de CO2 que un gasolina a igualdad de potencia. Motores diésel y gasolina equivalentes ofrecen un mayor nivel de emisiones de CO2 en el caso del propulsor gasolina, único compuesto del que se sirve el impuesto de matriculación (IM) para gravar los automóviles y que es recaudado por las CC.AA A través del IM se recaudó un total de 513,4 millones de euros, un 31,5% más que el año 2017 donde se alcanzaron los 390,2 millones de euros.
Pero existe un segundo factor que ha provocado que las emisiones de CO2 hayan aumentado en general en todo el parque móvil durante el último cuatrimestre de 2018, y es que con la llegada del nuevo ciclo WLTP – que finalmente se aplica como NEDC correlacionado – se ha incrementado en un 5% las emisiones homologadas de los vehículos de nueva fabricación. Este aumento de emisiones no quiere decir que estos coches contaminen o consuman más que antes, sino que a efectos de homologación ofrecen datos más realistas y por ello muchos de ellos se ven gravados en mayor medida.
Es justo subrayar que de no haberse aprobado la polémica moratoria de 2 años para la aplicación del WLTP, el aumento de las emisiones homologadas podría haber llegado al 20% incrementando significativamente el tipo de gravamen aplicado; pues en muchos casos se pasaría a un tramo del impuesto de matriculación más alto.
Las otras alternativas al diésel
Aunque el motor gasolina se ha convertido en el principal refugio de los compradores que huyen del diésel, no es menos cierto que otras alternativas como el GLP, el GNC o los coches híbridos han crecido de forma considerable en 2018. Estas opciones son además bastante interesantes ya que además de ofrecer un coste por kilómetro e incluso emisiones similares a las de un diésel, también se benefician de la etiqueta ECO, lo que supone un punto bastante atractivo para todos aquellos que circulan en zonas delimitadas en función de su impacto medioambiental.
Fuente: AEAT
