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¿Hay algo más fascinante que esta pick-up de Chevrolet convertida en una camper con un lanzallamas incluido?

Aunque en España es una moda reciente impulsada, sobre todo, por la pandemia del coronavirus, las caravanas y autocaravanas han gozado, desde siempre, de enorme popularidad en otros países y continentes. Un buen ejemplo de ello es Estados Unidos, donde es posible encontrar ejemplares de todo tipo… y tan locos como este Chevrolet convertido en camper ¡con lanzallamas incluido!

Ha sido la casa de subastas Bring a Trailer la encargada de desvelar esta fascinante combinación. El punto de partida es una pick-up de Chevrolet: en concreto una C20 Longhorn de 1968 equipada con un V8 que está emparejado con una transmisión manual de cuatro velocidades. Se trata de una camioneta más grande, más larga, más resistente y con más capacidad de carga que la C20. Este, en concreto, estaba pensado y desarrollado para el mundo de la ganadería y del ocio pensando en aquellos usuarios que podrían transformarla en una camper.

Camper Chevrolet Lanzallamas 01

El toque del Lejano Oeste

Eso es lo que hizo el dueño de este ejemplar: combinarla con una Franklin 11FK6 que adquirió en 2011. Adaptó el interior además de reparar y volver a pintar todo por dentro y por fuera. Para soportar el peso de la casa rodante sin forzar las ballestas traseras, se instaló un eje auxiliar adicional para ayudar a distribuir la carga. Toda una obra de arte donde faltaba la guinda del pastel.

Esta llegó en forma de cráneo del Viejo Oeste. El frontal de la camper Chevrolet está presidido por la característica cabeza de buey de aquella época, pero en este caso va un poco más allá… y no sólo por su enorme tamaño. Cuenta con un sistema compuesto por un soplete de propano líquido y un rociador de CO2 que dan vida a todo un lanzallamas. Sí: puedes irte de aventura convirtiéndote en todo un rey del infierno. Y lo mejor es que el escape ha sido equipado de la misma manera así que podría escupir fuego por ambos extremos.

Una pequeña casa rodante

Con el espectáculo del exterior, el interior pasa a un segundo plano. La cabina del conductor también formó parte de la restauración en la que recibió una nueva tapicería en tonos turquesas a juego con el revestimiento de las puertas, las alfombrillas y el salpicadero. Le añadieron, además, cinturones de seguridad, ventanillas manuales, radio… A nivel mecánico se reconstruyó tanto el motor como el carburador así como algunas de las piezas que lo componen.

La vida a bordo se lleva a cabo en un espacio que se divide en varias zonas: la cocina (equipada con cuatro fuegos, fregadero, nevera, algunos armarios, un calentador de agua y un tanque de agua dulce), el baño (que es una combinación de lavabo y ducha) y el comedor que se transforma en una zona de descanso para cuatro personas (dos literas y una cama doble ubicada sobre la cabina).

Imágenes: Bring a Trailer

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Elena Sanz Bartolomé

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