Son muchos los debates que hay en torno a los coches eléctricos, pero hoy nos vamos a centrar en uno de ellos: ¿son tan limpios como parecen? Evidentemente, el vehículo en cuestión no tiene emisiones aunque son numerosas las voces que hacen énfasis en el proceso que implica generar la electricidad con la que se alimentan. ¿Y si hubiera una forma de impulsarlos a través de una fuente renovable? ¿Y si la solución para cargar tu coche eléctrico fueran las placas solares?
Son, cada vez más, los usuarios que optan por generar su propia energía limpia en casa con este sistema. Para ellos existen dos posibilidades: montar una instalación fotovoltaica aislada o una de autoconsumo. Vamos a explicar en qué consiste cada una para analizar sus pros y contras.
Instalación fotovoltaica aislada
Capta la energía procedente del sol mediante los paneles fotovoltaicos de la propia placa y la almacena en potentes sistemas de baterías. Funciona de manera independiente a la red eléctrica… y por esta razón no es el sistema más adecuado para cargar tu coche eléctrico. ¿La razón? Los días con ausencia de luz solar no podremos poner a punto nuestro vehículo cero emisiones porque, probablemente, gastemos toda la energía acumulada.
Instalación fotovoltaica de autoconsumo
Su funcionamiento se basa en dos fórmulas: gestión mediante excedentes y sin compensación o gestión con excedentes y compensación, que es la más recomendable para el caso que nos ocupa. Este sistema sí está conectado a la red eléctrica y, además, está regulado por el Real Decreto 244/2019 del 5 de Abril. Un kit y la instalación en vivienda permanente ronda los 4.500 euros.
La clave: el excedente
Con una instalación de autoconsumo podemos consumir electricidad de la red o de las placas que aprovechan el excedente: tras un acuerdo previo, la comercializadora nos compensa por nuestro excedente a un determinado precio que, de media, suele estar en torno a los 0,05 €/kWh (más IVA). Un método con el que, además, se ahorra en la factura de luz.
Este sistema permite instalar un control dinámico de potencia con el podremos regular qué electricidad es la que vamos a usar: la contratada o la que llega por las placas solares. En el caso concreto de la recarga de un coche eléctrico es posible aprovechar el excedente de energía solar o combinar la procedente de la instalación fotovoltaica con la de nuestro hogar. Y, por otro lado, elegir una opción u otra dependiendo de lo soleado que sea el día.
¿Cuántas placas vamos a necesitar?
Optar por una instalación fotovoltaica requiere todo un estudio previo en el que nos tocará hacer cuentas para saber qué potencia necesitaremos para el día a día y para cargar nuestro coche eléctrico. La Unión Europea tiene una herramienta que nos puede ayudar en esta tarea, pero también tenemos que tener en cuenta los factores que influyen: consumo doméstico, capacidad de la batería, zona geográfica (no es lo mismo el sur de España que el norte) o la potencia del panel solar, que suele estar entre 150-500 W.
Por lo tanto, si tenemos un coche eléctrico con una batería de 50 kWh y hacemos, de media, unos 15.000 kilómetros al año, vamos a necesitar 2.205 kWh para recargarlo. Y para producir esa energía necesitaríamos cinco placas solares que pudieran generar 450 kWh de energía cada una.
¿Y qué pasa por la noche?
Probablemente es una de las preguntas que te has hecho desde el principio de este artículo. La mayor parte de los conductores que tienen un coche eléctrico en su garaje particular recurren al horario nocturno para recargarlo… pero, como habrás imaginado, una instalación fotovoltaica no genera energía en ese período de tiempo. Lo ideal, por tanto, sería llevar a cabo este proceso durante el día que es cuando las placas estarán funcionando a pleno rendimiento.
La solución para ello pasa por apostar por una instalación conectada por dos razones: aprovechamos la tarifa nocturna que es más barata y añadimos la compensación económica de la comercializadora por el excedente de energía que hemos generado durante el día.
Fuente: Peugeot