Muchas veces hablamos de aquellos que conducen con la cabeza, otros que lo hacen con el corazón (sobre todo si hablamos de pilotos), pero ¿Cómo conducimos realmente? ¿Qué ocurre en nuestro cerebro en determinadas situaciones? En colaboración con INFOVA para Champions for Safety, nadie mejor que el bicampeón mundial de rallyes y cuatro veces ganador del Dakar Carlos Sainz para explicarlo, tras décadas desarrollando hábitos dentro y fuera del coche para obtener el mejor resultado en tramos y etapas.
Cómo conducimos en nuestro día a día, según Carlos Sainz
La corteza cerebral se encarga de áreas como la memoria, el razonamiento, el uso del lenguaje y el aprendizaje, conformando el 85% del total. El 15% restante del cerebro corresponde a las emociones. Sainz determina que aspectos tan importantes para la seguridad vial como el uso del cinturón, el uso (preferentemente, el no uso) del móvil o la manera en la que conduzcamos (más agresivo o pausado, respetando o no los límites de velocidad) corresponden a la gestión de las emociones.
Al principio, sobre todo en las clases teóricas, el cerebro trata de adaptarse tanto a los controles del volante y los pedales como a las propias normas de seguridad vial estudiadas en el teórico. Conforme uno va adquiriendo experiencia (la real viniendo una vez uno ya aprueba el práctico), la conducción pasa a ser menos consciente y más emocional, con todo lo que ello conlleva. Se hace así dado que son caminos automatizados para el cerebro, atajos para tomar decisiones de manera más rápida.
De manera que un conductor siempre conduce de manera consciente e inconsciente al mismo tiempo. Determinadas acciones vienen de creencias, pensamientos y cuestiones aprendidas, caso de cómo actuamos en las rotondas frente a conductores que se sacaron el carnet tiempo atrás o el propio uso del móvil o los cinturones de seguridad, cuyo uso ha ido evolucionando con el paso de los años y las diferentes modificaciones del código de circulación, así como las propias campañas de la DGT.
Estas son también las mismas creencias que pueden llevar a subestimar algunos peligros, ya sea el uso del móvil al volante, incluso con manos libres, u otras malas praxis que podrían desencadenar en accidentes. Tener la información en el cerebro es una cosa, pero son las emociones las que dictan lo que aplicamos en la conducción. De ahí que la gran mayoría de accidentes de tráfico no tengan causas externas sino que estén en errores del conductor de un tipo u otro. Sainz colabora en campañas de este tipo para concienciar a la población y, con suerte, tener a conductores más seguros y responsables en nuestras carreteras.