El sector de la automoción en España está preocupado y, me atrevería a decir que la situación fuera de nuestras fronteras, en el entorno de la Unión Europea, no es muy diferente. A todos los retos que ya afronta la industria del automóvil, como las tensiones que se están generando entre las economías más poderosas del mundo, el Brexit, o la digitalización y los nuevos paradigmas que han de aplicarse a la movilidad, se une el descrédito al que está siendo sometido el diésel. Un medio como este no se debe al sector del automóvil, sino a sus lectores y por ello a muchos compradores que han decidido, o están decidiendo, comprar un coche. Pero estaréis conmigo en que merece la pena saber qué opina el sector al respecto de la situación del diésel.
El sector de la automoción en España y el diésel
La patronal del automóvil ha publicado una carta conjunta dirigida a la opinión pública, que podéis leer en este enlace. La carta ha sido firmada por las cinco principales asociaciones del sector, que agrupan a fabricantes, marcas, importadores y concesionarios.
La principal preocupación, y la motivación de esta carta, insistimos, es la situación del diésel.
Los mensajes acerca del diésel, la gasolina, y sus emisiones
Entre los mensajes que quiere transmitir el sector del automóvil está el de desmentir que el diésel contamine más que la gasolina. Nosotros añadimos que nadie puede poner en duda que los diésel modernos, homologados para las últimas normativas de emisiones, no contaminan más que sus homólogos de gasolina. Los últimos sistemas anticontaminación contribuyen a que las emisiones de los contaminantes que más nos preocupan en las grandes ciudades, como los NOx, se reduzcan notablemente. La carta añade que el consumo de los diésel modernos es un 25% inferior y sus emisiones de CO2 un 15% inferiores. Añadimos también que la caída de las ventas de los diésel está teniendo como consecuencia que se pongan en circulación coches que generan unas emisiones de CO2 más altas. Este contaminante no es tan preocupante a nivel local, pero sí por sus consecuencias a efectos de cambio climático, y por complicar los compromisos de reducción de emisiones adquiridos por marcas, y estados.
La carta sí reconoce que los niveles de emisiones de los coches más antiguos – puntualizan, de más de 10 años – sí son preocupantes, independientemente de que sean diésel o gasolina. Para resolverlo proponen la introducción de medidas que incentiven la renovación de un parque automovilístico que ya supera una media de antigüedad de 12 años. Es decir, animan al regreso de planes, como el PIVE y el Prever, que vimos en el pasado y que, necesariamente, requieren un apoyo de las administraciones públicas y una dotación presupuestaria.
De nuevo nos encontraríamos con un dilema y un debate, el de si las administraciones públicas deben financiar las ayudas a un sector determinado como este, y a sus clientes. Y si esas ayudas también tienen que ver con el bien general, por la importancia que tiene el sector en la economía del país.
Por otro lado, la carta solicita que «no se ataque ninguna tecnología ni se genere incertidumbre innecesaria en la ciudadanía» y la razón que nos dan es que «puede afectar muy negativamente tanto a las inversiones en nuestro país y al empleo directo e indirecto del sector, como a los compradores recientes de estos vehículos diésel». Recordemos que España es una potencia productora dentro de la industria del automóvil y que la industria del país, y por ende la economía del país, es muy dependiente del sector, por la cantidad de marcas que se han afincado en nuestro país, sus fábricas, y las fábricas de sus proveedores.
De nuevo, si queréis leer la carta íntegra y sin nuestras anotaciones os dejamos un enlace a ella en la web de FACONAUTO.