El revuelo que ha causado Alfa Romeo con el caso de su B-SUV Milano, ahora renombrado como Junior, ha sido mayúsculo, un caso de marketing que nos deja a muchos estupefactos. Los italianos han recurrido a la segunda opción que tenían, un nombre ya visto en los sesenta en deportivos ligeros. Ahora bien, según la legislación italiana, como empresa del país, no pueden llamarle Milano a un producto que se fabrica en otro país, en este caso en Polonia junto a los Fiat 600e y Jeep Avenger con los que comparte plataforma.
¿Podría Alfa Romeo haber utilizado el nombre Milano? Sí, pero…
Esto de los nombres desafortunados de coches en según qué países del mundo no es nada nuevo. En España recordamos muy bien el caso del Mitsubishi Pajero/Montero, estando también el ejemplo reciente del Hyundai Kona para los portugueses o el Opel Cascada, variante descapotable del Insignia que en España se llamaría Opel Cabrio. En Japón existen otros tantos, cortesía de marcas como Nissan o Mazda, que se han dado a conocer gracias a Internet (o mediante su aparición en videojuegos).
Alfa Romeo Junior
Ahora bien, ¿podrían haber utilizado realmente el nombre Milano? La respuesta es sí, pero con matices. Esta ley es válida para el territorio italiano, pero no para otros países. Es decir, en cualquier otro lugar del mundo, el Alfa Romeo SUV que se sitúa por debajo de los Tonale y Stelvio podría haberse llamado Milano sin ningún obstáculo legal. En países hispanohablantes, eso sí, igual hubiera tenido los mismos problemas con los que Mitsubishi u Opel se encontró tiempo atrás…
El problema para Alfa Romeo reside precisamente en que está en Italia, que es donde va a tener, de largo, el mayor volumen de ventas del Milano/Junior como ocurre con el resto de su gama y como ocurre con otras marcas paisanas, caso de Fiat. Dos nombres aumentarían el gasto en cuestiones comerciales y de marketing, pero es que además habría que cambiarlo en donde más matriculaciones se van a producir, sobre todo en empresas de alquileres, rentings y similares que cada vez cobran más importancia en las matriculaciones mensuales de vehículos.
Dada esta situación, Alfa Romeo ha optado por el menor de los males y utilizar un nombre que igualmente ya habían valorado para este B-SUV, que contará tanto con versión de combustión como con variantes eléctricas. Un coche que, aparte de la polémica, ha sorprendido para bien al revelarse su diseño, tanto en el exterior con su atractivo morro como por un interior que lo distingue claramente de sus hermanos de plataforma.
Dicho de otro modo, aparte de cómo haya afectado o no a la imagen de marca dentro y fuera de Italia, es evidentemente una cuestión logística y económica. Lo que en otros casos hubiera sido un simple cambio sin más (y sí era un mal relativamente menor para otras marcas), para Alfa Romeo ha sido algo más tumultuoso, sobre todo por el hecho de que el coche ya estaba incluso presentado en sociedad.