Conocida en estos últimos años por el sonoro gorgoteo y la impetuosidad de sus motores V8, atmosféricos a principios de siglo y turboalimentados después, gran parte de la industria del automóvil se sorprendió al saber que Mercedes-AMG iba a reemplazar el V8 de 4 litros de uno de los modelos más importantes de su catálogo por un 4 cilindros en línea que iba a formar parte de un puntero, pero inesperado, sistema híbrido enchufable.
El resultado lleva ya, en realidad, cierto tiempo a la venta. Es el Mercedes-AMG C 63, cuya denominación completa ahora es realmente Mercedes-AMG C 63 S E Performance 4MATIC y está disponible en España en estos momentos desde unos 149.000 euros. Es un coche que ha obtenido unas cifras de ventas prácticamente testimoniales para lo que ha venido experimentando el modelo en sus dos generaciones previas, y aunque la marca no ha llegado en ningún momento a facilitar los datos de esta versión dentro del split de ventas de la Clase C, diversas fuentes han apuntado con anterioridad que se estaban registrando ventas «cercanas a cero» bien adentrado en el ciclo comercial del modelo.
Imágenes del Mercedes-AMG C 63
Los motivos de este fracaso comercial, están claros. O mejor dicho, el motivo está claro.: una gran parte de la identidad de los coches que salen de las instalaciones de Affalterbach, donde se emplaza la sede y la fábrica de AMG, reside en su icónico motor V8, y separar cualquiera de sus modelos de este propulsor, a excepción de los Clase A, CLA y GLA, es separarlos de su identidad, perdiendo la gran baza que los diferenciaba de la competencia más directa, representada por los Audi RS4, RS5 y los BMW M3 y M4.
Ahora, más de dos años después de su lanzamiento, el CEO de la división deportiva de la firma de los tres aros, Michael Schiebe, que también es responsable de la línea de modelos Maybach y de la Clase G, ha expuesto su punto de vista sobre el periplo comercial de la berlina deportiva de la marca. Ha sido en una entrevista con la revista británica Car Magazine en la que Schiebe admite haber perdido clientes que sólo querían el modelo por su V8.
Apuntó el directivo alemán: «Hemos visto que algunos de nuestros clientes más fieles han tenido dificultades con el concepto. Por supuesto, no cabe duda de que también hemos perdido algunos clientes a los que sólo les gustan los V8. Hay que conducirlo de verdad. Es un producto muy convincente».
Justificando la decisión que tomó la marca, Schiebe también explicó: «Nos hemos adelantado mucho con esta tecnología, pero deberíamos haberla explicado mejor a nuestros comerciales y clientes. Seguiremos haciéndolo y mejorando. Hay un dicho alemán que dice: «Nunca se tiene una segunda oportunidad para una primera impresión». Puede que hayamos fallado en la primera impresión, pero si tienen la oportunidad, estoy seguro de que les convencerá la tecnología».
Sea como fuere, lo cierto es que los rumores de la vuelta del V8 a la Clase C de Mercedes han estado sobre la mesa desde que se constatara que comercialmente el modelo no iba a tener el mismo éxito que las dos generaciones previas, que fueron en su momento los modelos que más volumen de matriculaciones aportaban a la marca junto a los A45 y CLA 45.
Aun con ello, para acabar, el directivo tiene claro que el camino de Mercedes-AMG es el de la electrificación: su primer coche eléctrico está en camino y, tal y como ha ratificado, el Clase C volverá a tener un 4 cilindros híbrido enchufable bajo su capó en su próxima iteración. No obstante, tal y como sucede con otros modelos, siempre cabe la posibilidad de que acaben existiendo dos versiones, una híbrida enchufable y otra térmica pura o híbrida ligera que aporte la misma experiencia de conducción que el V8 tradicional. Además, el propio Schiebe admite que no tienen una fecha tope para dejar de invertir en motores de gasolina y su desarrollo.