Un conglomerado de más de 250.000 empleados pertenecientes a 15 marcas distintas, muchas de ellas con roles muy similares dentro del mercado, no es fácil de gestionar. Más aún cuando el origen del mismo tiene lugar en la fusión de dos grupos empresariales cuyos principales escenarios son mercados con necesidades muy distintas entre sí. La mesa directiva de Stellantis, que surgió de la fusión de FCA (FIAT-Chrysler) y PSA, aceptó formalmente la dimisión del que fue su CEO hasta el pasado día 2 de diciembre Carlos Tavares, y no ha sido hasta ahora cuando hemos sabido más acerca de su salida.
Dos semanas después de la noticia es cuando ha trascendido información acerca de la partida del portugués del consorcio euroamericano, considerado como una de las referencias de mayor peso dentro de la industria. Ha sido gracias a una entrevista publicada en Reuters en la que se ha sabido más acerca de la que ha sido una de las noticias más sonadas del año, pues la andadura de Tavares dentro del fabricante, considerado como el cuarto de mayor tamaño del mundo, ha sido definida por muchas lenguas expertas en la materia como una salida del mercado del grupo, tanto en términos europeos como americanos.
«Una empresa que tiene 250.000 empleados, unos ingresos de 190.000 millones de euros, 15 marcas que vende en todo el mundo, no es una empresa que pueda gestionarse con falta de alineación, lo que repercute inmediatamente en la gestión estratégica», dijo en la entrevista, publicada el pasado 12 de diciembre.
En ella, a pesar de lo abrupto e inesperado de su dimisión, Tavares asegura que se trata de una salida amistosa de la compañía, de la que iba a salir de igual manera el próximo enero de 2026, que era cuando finalizaba el contrato que Stellantis.
Esta falta de acuerdo entre las principales cabezas del consorcio, según el portugués, se debe a la complicada situación por la que pasa el mercado, principalmente el europeo, donde impera la electrificación del parque móvil a pesar de que la demanda no acaba de dar una respuesta positiva, de momento, al lanzamiento de coches eléctricos. Por esto mismo, son muchas las voces que empiezan a sonar más fuerte contra las medidas que adoptadas por la UE en esta transición energética. Entre ellas el mediático Luca de Meo ha pedido recientemente a la administración que tienen que ser más flexibles con los plazos impuestos.
En este sentido, Tavares ha comparado la actual situación del mercado europeo como una tormenta: «Cuando te enfrentas a una tormenta, tienes que dirigir el barco según las olas, no puedes discutir sobre la mejor manera de afrontarlas.
Con una estrategia orientada firmemente a cumplir con los plazos establecidos por la Unión Europea, Tavares apostó por aumentar los márgenes de beneficio por unidad, lo que por otro lado llevó a la compañía a perder volumen de ventas, algo que agravó la inflación y los efectos post-COVID. Esta visión de Tavares fue duramente criticada por los resultados tanto comerciales como económicos de estos últimos compases, tanto en el mercado americano como en el europeo, donde se ha trabajado en el reposicionamiento de firmas como Opel, Lancia, Citroën, DS, Peugeot y Alfa Romeo, sin brotes verdes, de momento, en matriculaciones.