Entendemos que te pueda atraer la idea de un coche eléctrico moderno, cargado de comodidades y gadgets, además de silencioso y potente. Y entendemos aun mejor que el diseño de los eléctricos modernos, salvo contadas excepciones, te genere bastante rechazo. Si estás harto de crossover eléctricos que parecen electrodomésticos, el Charge 67 podría convertirse en su próximo coche. Si tienes 400.000 euros disponibles, puedes llevarte a casa un coche eléctrico moderno y vanguardista, que además, es casi idéntico a un Ford Mustang del año 1967.
Vamos a dejarlo claro desde un principio: el Charge 67 no es un restomod. Es un coche fabricado desde cero por una startup británica llamada Charge. Para construir un coche eléctrico usa el hardware de Arrival, otra startup afincada en Reino Unido dedicada a la fabricación de vehículos comerciales 100% eléctricos. La similitud con el Ford Mustang está en su carrocería, licenciada por Ford de forma oficial. Gracias a este acuerdo, han creado un deportivo eléctrico de fantástico aspecto neoretro al que ni un solo petrolhead haría ascos.
Ford Mustang
Dicho sea esto, la carrocería de este Charge 67 ni siquiera es de metal, si no que está construida en materiales compuestos. Solo la ausencia de logotipos de Ford o colas de escape y unas llantas retrofuturistas de 18 pulgadas – envueltas en neumáticos de hasta 285 mm de sección en el eje trasero, unos Michelin Pilot Sport 4S – darán a los más observadores pistas acerca del carácter de este vehículo. Al menos, hasta que entramos a su habitáculo y descubrimos un interior que nada tiene que ver con el de un Mustang clásico.
El salpicadero solo puede definirse como minimalista: no hay un solo botón a la vista, más allá de los mandos de un estilizado volante y los botones selectores del cambio, ubicados en una consola central flotante. La instrumentación es digital y una pantalla vertical de 12,8 pulgadas aglutina todo el infoentretenimiento del coche. Los asientos son butacas deportivas de alta calidad y los asientos traseros han sido anulados – posiblemente por packaging de la batería. Es un producto construido de forma artesanal en Reino Unido.
El sistema de suspensión del coche ha sido especialmente puesto a punto por Charge para lograr un buen compromiso entre deportividad y confort diario. La batería del coche tiene 64 kWh de capacidad y envía energía a cuatro motores eléctricos. Ubicados en cada rueda, desarrollan de forma conjunta la friolera de 536 CV y 1.520 Nm de par máximo, permitiendo un 0 a 96 km/h de 3,99 segundos. La velocidad punta del conjunto está limitada a 250 km/h. Su autonomía es de 322 km, una cifra modesta pero suficiente para un coche de sus prestaciones.
Gracias a sus orígenes modernos y sistema de propulsión, cuenta con ABS, ESP e incluso cámara de marcha atrás. En el Mustang clásico tampoco teníamos climatizador bizona o cargador inalámbrico para smartphones. Solo se construirán 499 unidades a un precio que arranca en 350.000 libras. Mucho me temo que seguirá siendo un producto elitista para aficionados al automóvil muy adinerados.