Si alguien ha jugado al Battle Royale del momento, sabrá más o menos por donde van los tiros, metafóricos y/o literales. Si no, es muy sencillo: en Fortnite, uno se enfrenta, con sus propios medios, contra cientos de jugadores de todo el mundo, ya sea en solitario, en pareja, en trío o escuadrones. No es muy diferente de la realidad del mercado en China, con una auténtica ‘Melee’ salvaje, dejando de ser una industria para convertirse en una lucha por la supervivencia.
Una Battle Royale entre marcas que sobreviven con ayudas públicas
En estos momentos, existen cientos de marcas chinas tratando de vender sus productos, haciendo énfasis en tecnología y experiencia de usuario, dejando las sensaciones de conducción en un segundo plano. Recordemos que allí se tiende mucho más a coches más grandes, lujosos y ostentosos, más para ser llevados en la fila trasera que para conducirlos. Igualitos a los personajes de Fortnite que llegan al campo de juego en autobús.
Todas ellas aspiran a ser la próxima BYD, aprovechando las facilidades que el gobierno chino, especialmente en los últimos ocho años, ha ofrecido de diferentes maneras (subsidios de todo tipo, baterías o materiales a menor coste, cesiones de suelo para fabricar). Esas mismas facilidades que llevó a la Comisión Europea a su investigación y los posteriores aranceles a coches eléctricos procedentes de China – incluyendo fabricantes occidentales que fabrican allí, como Tesla, BMW o Volkswagen.
He dicho vender, más que prosperar. Y es que, con tal de vender más que el vecino, los precios de un mercado mermado económicamente (por la propia economía de la sociedad china) se han reducido sacrificando márgenes de beneficio e incluso vender a pérdidas si es necesario, sobreviviendo con ayudas públicas. De hecho, ya han caído varias en los últimos meses, como Borgward o WM Motor (Automotive News Europe). Mientras tanto, la electrificación va a tal proceso que ya son más de la mitad de la cuota de mercado en algunos meses de este año.
Sucede, evidentemente, que ese centenar de marcas no son BYD, que tiene décadas de recorrido detrás y la gran ventaja de fabricar sus propias baterías, en vez de recurrir a fabricantes como CATL o Samsung. No todas tienen el poder de SAIC, BAIC o Dongfeng, no son las compañías propiedad del estado chino o tienen incluso la posibilidad de hacer el salto hacia Europa con la preparación necesaria.
Europa también se ve salpicada
Con el foco en la tecnología y cada vez con la conducción autónoma real (nivel 3 o incluso nivel 4) más cerca, el Battle Royale de las marcas chinas continúa día a día, viéndose afectadas en esa vorágine también marcas extranjeras, incluso gigantes como Volkswagen o BMW. Una guerra salvaje cuyas salpicaduras también llegan hasta Europa, donde se venden menos coches que antes de la pandemia y se decelera el interés por los eléctricos en los que se han invertido miles y miles de millones de euros (y más que costarán si no se llegan a los objetivos de la UE en CO2 por fabricante, lo que implicaría sanciones económicas).
Como dato extra, BYD tiene hasta ¡su propio mapa en Fortnite!, un mapa donde se utiliza energía para cargar la Blade Battery como las que llevan los modelos de la marca (Adrenaline). No sorprende del todo, dado que Fortnite es parte de Epic Games y la gigante china Tencent (dueña de League of Legends, PUBG Mobile, Honor of Kings y una infinidad de videojuegos) tiene parte del accionariado de dicha plataforma.
