Durante los últimos días hemos visto cómo se intensificaba la guerra comercial entre China y Estados Unidos, con la industria del automóvil, y la importación de coches, como uno de los temas fundamentales. Los últimos acontecimientos pasaron por las intenciones de Estados Unidos de introducir nuevos aranceles para muchos de los productos importados de China, y la respuesta de China de hacer lo propio, con algunas de las materias primas y productos elaborados más importantes de cuantos importan de Estados Unidos. En las últimas horas esta guerra comercial parece haberse calmado, o como mínimo tener visos de resolverse satisfactoriamente, y eso podría afectar muy positivamente a la industria del automóvil. El presidente de la República Popular China, Xi Jinping, ha rebajado la tensión anunciando medidas que abrirían las puertas de China a los coches extranjeros, como la reducción de aranceles y medidas proteccionistas que entorpecen la importación de coches y hasta perseguir los plagios, las copias que también han afectado a la industria del automóvil.
La apertura de China a los coches extranjeros
Entre las medidas concretas anunciadas por Xi Jinping, durante el Chinese Boao Forum celebrado en Hainan, estarían «reducir considerablemente los aranceles a la importación de coches, este mismo año, y a la vez reducir los aranceles a otros muchos productos», tal y como publica Reuters.
Este mismo lunes, Donald Trump ya había comenzado la semana criticando los «estúpidos aranceles» que hacían que un coche chino importado en Estados Unidos tuviera que asumir una carga del 2,5%, y un coche estadounidense importado en China soportase un 25%. Si bien es cierto las importaciones estadounidenses de coches fabricados en China han sido modestas, en volúmenes muy pequeños. Aunque se espera que crezcan en los próximos años, a la vista de ejemplos como el de Volvo, que ya importa el S60 de China, y Ford, que hará lo propio con el Focus en los próximos meses.
Menos barreras y menos proteccionismo
Las barreras y el proteccionismo de China, que ahora el Gigante Asiático pretende rebajar, así como el hecho de que se haya convertido en el primer mercado de automóviles del mundo, han llevado a muchos fabricantes extranjeros a establecer sus factorías en territorio chino, y a asociarse con fabricantes locales para cumplir con los requisitos de un mercado, insistimos, muy proteccionista.
Aunque los analistas ya advierten que el anuncio de Xi Jinping no tendrá consecuencias inmediatas en el mercado, sin duda estamos ante algo más que una declaración de intenciones, que muchos ya entienden como un discurso que anticipa un mercado más abierto, y medidas que comenzarían a aplicarse este mismo año.