Chrysler tiene algo entre manos. Aunque bien es cierto que el fabricante americano podría estar engañándonos o jugando al despiste, algo me dice que el coche que tenéis en pantalla es muy especial. Se trata de un Chrysler 300 SRT, pero ni mucho menos es un 300 SRT cualquiera. Como breve inciso, os recordamos que el actual Chrysler 300 SRT monta un propulsor 6.4 V8 HEMI y 475 CV, pero en estos momentos sólo se vende en algunos mercados como el australiano. EE.UU. está huérfana de un Chrysler 300 prestacional, y esta extraña creación podría venir a cubrir ese hueco. ¿Qué es lo que sabemos?
Poco, a juzgar por las imágenes. Este Chrysler 300 SRT está notablemente ensanchado, con unos pasos de rueda varios centímetros más anchos que el modelo de serie. En dichos pasos de rueda apenas entran las ruedas del Dodge Challenger SRT Demon, una brutal máquina de drag racing que también es posible conducir en las calles. Sobre estas llantas se montan neumáticos específicos para el drag racing en medidas 315/40 R18, con un compuesto semi-slick, fabricadas por Nitto Tire. Incluso se han molestado en poner el logotipo de Chrysler en la tapa central, en vez de el de Dodge.
Además de estas enormes ruedas – que dan al coche una apariencia de lo más curiosa – se puede ver que en su equipo de frenado es de altas prestaciones. Hablamos de discos de freno rayados de dimensiones generosas, abrazados por pinzas Brembo de cuatro pistones en el eje delantero. Es un equipo de frenado digno de al menos un motor 392 HEMI. Y es aquí donde viene la gran incógnita: ¿qué motor lleva este Chrysler 300 para que necesite cuatro enormes neumáticos de drag racing? En Jalopnik especulan con el brutal motor 6.2 V8 Supercharged HEMI de los Challenger Hellcat, de 707 CV de potencia.
Sería una asunción plausible, con los cuatro neumáticos de drag racing jugando al despiste con nuestras mentes. ¿O acaso Chrysler ha creado una berlina adaptada al drag racing? Muchas preguntas y pocas respuestas. También hay otra opción: alguien ha conseguido las llantas y los neumáticos, y se dedica a «trollear» a los medios de comunicación, que no dejan de escribir historias sobre su coche. Es posible, pero la matrícula del coche claramente indica que es un coche perteneciente a un fabricante, no a un particular. ¿Qué demonios están tramando en Chrysler?