Pasar tiempo bajo tierra no le sienta bien a ningún coche. Lo suyo es más rodar por carreteras bien mantenidas a ritmos suaves. El canal de YouTube Hoovie’s Garage ha decidido comprobar qué ocurre cuando entierras un coche a más de dos metros bajo tierra, durante nada menos que un año y sin protección alguna frente a los elementos o la humedad. El coche en cuestión es un Chrysler LeBaron descapotable, un coche producido a mediados de los años 80 y perteneciente a una de las peores épocas de la marca americana en lo tocante a calidad y fiabilidad. ¿En qué estado se encuentra tras un año bajo tierra?
El coche fue adquirido por 2.000 dólares, pero su estado mecánico era tan malo que no merecía la pena ser restaurado o reparado. El escape tenía fugas, el coche tenía multitud de defectos estéticos y su chasis estaba tan oxidado que era posible ver la moqueta del habitáculo desde debajo del coche. Así que el coche ha sido el protagonista de este curioso experimento. Una pala excavadora fue contratada para tratar de extraer el coche de su tumba de tierra. Tras remover metros y metros cúbicos de tierra, mediante una barra metálica se determina la localización del coche.
Tanto el techo de lona, como el paragolpes delantero y el marco del parabrisas perecen ante los intentos de sacar el coche del gigantesco agujero. La pala acaba empujándolo desde su parte trasera, a costa de dañar su carrocería aún más. Cientos de kilos de tierra se acumulan en su interior. Tras rodar a la luz del día, se aprecia como las lluvias y la humedad han hecho mella en el interior y en la mecánica, que parece haberse dado un corrosivo baño en agua salada. Aunque su batería está más que muerta, con una batería externa el sistema eléctrico del coche vuelve milagrosamente a la vida.
Los asientos y el salpicadero han soportado el año bajo tierra, y algunos de sus testigos se encienden rápidamente. El sistema de sonido funciona, aunque el – entonces novedoso – sistema de comandos de voz ha dejado de funcionar. El coche no volverá a decirnos que nos abrochemos el cinturón o que su nivel de aceite es bajo. Por fortuna, el motor de arranque sigue conectado y es capaz de hacer girar el cigüeñal del coche. Aunque el coche no recibe combustible por sí solo, al verter gasolina sobre el carburador, el motor arranca. Es sorprendente pero cierto, como podéis ver sobre estas líneas.