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Crearon el anti-Bugatti Veyron en solo 12 meses, con el motor del Pagani Zonda y el maletero lleno de ilusiones que se desvanecieron

Un motor de infarto, bajo peso, medidas contenidas fibra de carbono con aluminio y las ruedas traseras girando para alcanzar los 400km/h. Esta es la carta de presentación del Chrysler ME Four-Twelve, un desconocido a voces de hace 20 años cuya historia merece ser contada.

Chrysler ME Four-Twelve, el fruto de la alianza

En 1998, Chrysler se fusiona con Daimler (Merecedes-Benz). Los americanos y los alemanes se pusieron manos a la obra para demostrar lo que tan poderosa unión podría lograr. El Bugatti Veyron navegaba en solitario en la categoría que él mismo había inventado. Eso debía cambiar.

Para enero de 2004 y tras solo 12 meses de desarrollo, nace el bebé superdotado de ambas compañías, el Chrysler ME Four-Twelve que compartía el corazón con el Pagani Zonda. Te cuento abajo.

El Chrysler ME Four-Twelve estaba destinado a producirse, pero se encontró con varias piedras en el camino. Podría haberlas sorteado todas, salvo una muy importante

Vista lateral del Chrysler ME Four-Twelve, destacando su diseño aerodinámico.

Especificaciones Chrysler ME Four-Twelve

Cada casa dio lo mejor de sí para crear esta bestia. Empezando por el motor, el bloque elegido fue el mismo que utilizaba Pagani para los Zonda, el 6.0 V12 de origen AMG. Se modificó para emplear un sistema de 4 turbos. Lograba así una potencia de 850cv a 5.750rpm y 1.150Nm de par motor entre 2.500 y 4.500rpm.

El descomunal V12 se situaba en posición central trasera en un chasis monocasco fabricado en fibra de carbono y aluminio, al que se acoplaban subchasis de los mismos materiales. De esta manera, con solo 4,5m de largo.

Semejante poderío era gestionado por una caja de cambios Ricardo con 7 velocidades y doble embrague (mismo diseño y fabricante empleado por el Veyron). Los 850cv llegaban a través de ella a las ruedas traseras.

A diferencia del Veyron, el Chrysler ME Four-Twelve prescindía de la tracción total para reducir el peso y ofrecer una configuración más purista

Motor V12 del Chrysler ME Four-Twelve, destacando su diseño y potencia impresionante.

Cifras impresionantes y un futuro esperanzador que se tornó en nada

Chrysler estimaba que su superdeportivo era capaz de firmar el 0-100km/h en 2,9 segundos y lograr una velocidad máxima de 400km/h, entrando así en la «mono-liga» del Veyron. Estas cifras eran optimistas, pero el coche tenía los ingredientes necesarios para serlo.

Parecía que esto solo era otro concept car para dar imagen de marca y adelantar diseños, pero se terminó fabricando a mano, al menos, una unidad funcional. Si se generaba el interés suficiente, el coche entraría a producción. Se realizaron pruebas en el circuito de Laguna Seca a finales de 2004 y, según se dice, las sensaciones de conducción necesitaban mucho por mejorar. Recordemos el poco tiempo en que todo se había materializado.

Los problemas no eran pocos. Dependiendo de lo limitado de la producción, los compradores deberían pagar entre 250.000 y 750.000 dólares por una unidad. La crisis económica global amenazaba con nubes oscuras y la alianza alemana-estadounidense se acercaba sin remedio (2007). Pero si algo se interpuso, fue otra de las alianzas de Mercedes. Aquella que dio pie al Mercedes SLR McLaren. Se dice que la división encargada del SLR protestó en varias ocasiones sobre el ME Four Twelve, llegando a pausar su desarrollo. Pero aunque esto son habladurías, tendría todo el sentido, pues este nuevo superdeportivo sería una nueva amenaza surgida desde dentro.

El Chrysler ME Four-Twelve iba a por el Veyron, pero podemos decir que fue el Mercedes SLR McLaren quien le puso el punto final tras varios problemas de viabilidad que fueron encontrando por el camino. Además, competir contra el SLR, que no tenía problemas para conseguir clientes costando más de 500.000 dólares, habría sido un obstáculo casi insalvable

El Chrysler ME Four-Twelve destaca por su diseño aerodinámico y agresivo.

 

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Martín Jemes

Amante del mundo del motor y cinéfilo, nada le gusta más que contar una gran historia. Seguir leyendo...

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