Un icono de los 80, duro y rudo como él solo, de lo más especial que se vio en aquel entonces y en las décadas consiguientes. Podríamos hablar de la Citroën C15 o de la estrella de las artes marciales Chuck Norris. Ambos se siguen viendo a día de hoy, uno en las calles y otro en las reposiciones infinitas de ‘Walker: Texas Ranger’. Pero, al igual que Chuck tuvo muchos papeles, también la C15 tuvo muchas versiones especiales.
Las mil y una caras de la Citroën C15
Ya hemos comentado en otro artículo anterior que la C15 tuvo apenas tres pequeños restylings a lo largo de sus 21 años de producción, saliendo la mayor parte de ellas de la planta de Vigo (aunque también se fabricó en otros lugares como Portugal o Marruecos). Estas versiones especiales vinieron a partir del primer restyling del C15, pero empecemos por la versión de propulsión alternativa: la C15 eléctrica, el primer Citroën eléctrico en comercializarse.
En torno a 1987, Citroën desarrolló una variante eléctrica, que apenas daba 13 CV y una autonomía de 100 kilómetros de la cual se vendieron unas 402 unidades una vez se puso en venta ya entrados los noventa. No fue el único fabricante en sacar una versión eléctrica de coches modestos como fue el caso del Fiat Panda Elettra o el SEAT Toledo eléctrico desarrollado para los JJOO de Barcelona 1992.
Dejando estos casos de lado, la primera C15 especial fue la Dangel, que era muy especial al ser una C15 con tracción a las cuatro ruedas conectable basada en la C15D de doble portón trasero. Llevaba un característico color verde Bussing, protecciones extra en los bajos y en los laterales y equipamiento pensado para carga, además de incorporar enganches de remolque (Auto-pub).
Aunque no tenía reductora, podía bloquear el diferencial y mandar toda la potencia a las ruedas traseras. Por desgracia, la introducción de los catalizadores con la normativa Euro 1 no dejaba el hueco necesario para que el especialista Dangel pudiera instalar el túnel central de transmisión, de modo que se dejó de fabricar, quedando pocas unidades en el mercado.
Varias versiones especiales con los tapacubos del Citroën AX
Entre 1991 y 1992 se comercializó la versión Club, que montaba tanto los motores de gasolina como el icónico diésel de 60 CV que forjó la leyenda de la C15 indestructible. Esta contaba con un exclusivo color de carrocería Gris Cristal metalizado característico al igual que un interior de tono grisáceo con tela hibiscus así como un adhesivo rojo en la puerta trasera izquierda y tapacubos tomados del Citroën AX.
Otra peculiaridad de estas C15 es que incorporaban radio de serie. También las había blancas y con cristal trasero, con la banda lateral con el logo Club. Más tarde llegaría la C15 Familiale, también en formato familiar y con los mismos tapacubos, además de una franja roja en el lateral. En España vimos las C15 Cumbre, que en otros países llegaron con otros nombres.
Las C15 Illico de enero de 1995, limitadas a 4.000 unidades, venían en su clásico blanco, incorporaban las barras de protección laterales que después pasarían a ser de serie, además de usar llantas y no tapacubos. Las versiones diésel tenían como elemento opcional la dirección asistida, además de ofrecerse el cierre centralizado y las ventanillas eléctricas en un pack, además de contar con un interior similar al del C15 Familiale (Visavision).
Para abril de 1995 llegaba la C15D Messenger, solo con el legendario motor 1.8 que ya para entonces tenía los días contados. También estaban solamente en blanco, con dirección asistida y el mismo pack eléctrico que la Illico, pero esta sí tenía los tapacubos del AX que llevaban las versiones Familiale y Club. Era similar a la C15 Hit – también blanca, con radio y los mismos elementos opcionales.
Un tesoro sobre ruedas para toda la vida
A todas estas se suman adaptaciones externas, con cámara isotérmica, la versión de seis ruedas de Chausson/De Leotard, variante pick-up, camperizadas, adaptadas para sillas de ruedas… muy seguramente, todas y cada una de estas C15 especiales son tan resistentes que podrían aguantar una patada giratoria del bueno de Chuck. Y, si tienes alguna de ellas, tienes un tesoro para toda la vida. Literalmente, hagas los kilómetros que hagas.