El nuevo Bugatti Tourbillon se ha convertido en uno de los grandes protagonistas de la actualidad del motor en los últimos días. No es para menos. La llegada de un nuevo Bugatti es un acontecimiento en sí mismo y su volante, con un eje fijo alrededor del cual gira el aro, y su instrumentación, digna de la mejor pieza de relojería, han hecho correr ríos de tinta, pero sobre todo provocar eso que llaman hacer que ardan las redes sociales.
Del volante de Bugatti, al de aquellos coches hoy mileuristas
Y en este punto no podía evitar recordar a una marca como Citroën que se caracteriza, pero sobre todo se ha caracterizado en el pasado, por innovar en lo que respecta a ergonomía, confort, y diseño. Una marca que a comienzos de este siglo ya pensó en un diseño de volante con el eje fijo y, sobre él los botones de acceso rápido a las funciones.
Por unos miles de euros, hoy de segunda mano, podemos adquirir algunos de aquellos coches que marcaron una época en la que el mercado del automóvil era muy diferente al actual.
Un volante innovador, pero sobre todo ergonómico
En un tiempo en que los SUV aún no dominaban el mercado, y las carreteras, y los jóvenes aún priorizaban obtener el carné de conducir nada más cumplir los dieciocho años, para comprarse un compacto, a menudo de tres puertas, Citroën lanzaba un Citroën C4 que disponía de una práctica versión de cinco puertas, pero también un tres puertas con una caprichosa trasera tipo kammback. Una línea muy coupé que para muchos, entre los que me incluyo, ha quedado grabada a fuego en nuestras memorias, especialmente por su presencia en los tramos del mundial de rallys, con dos grandes como Loeb y Sordo al volante.
Citroën defendía su volante no solo por diseño, sino sobre todo por ergonomía, por permitir un acceso rápido a la botonera multifunción situada siempre en una posición fija en el eje, y no girando solidaria al aro. También lo defendía por seguridad, por la presencia de un airbag en el centro del volante.
Citroén apostó también por una fórmula muy interesante para la instrumentación, situándola sobre el volante y en el centro del salpicadero, una solución bastante cómoda.
Un mercado anterior a la hegemonía de los SUV
Si por aquel entonces el Citroën C4 arrasaba, como coche para los jóvenes, de precio razonable, práctico, e incluso con cierto puntillo pasional en sus versiones de tres puertas o con sus motores más picantes, el Citroën C4 Picasso seguía siendo el verdadero paradigma de coche familiar, cuando la opción más socorrida para cualquiera que buscase un coche amplio y práctico era el monovolumen.
En aquellos años aún había sitio en el mercado para otro tipo de automóvil que, más allá de las premium alemanas, aún gozaba de cierto éxito, el de berlinas generalistas que como el Citroën C5, que también empleó este curioso diseño de volante, se erigían en una opción razonable para aquellos conductores que buscaban un coche confortable para viajar y con un diseño con cierta distinción.
En fin, dejamos por hoy este ejercicio de nostalgia de este lunes que, tras la presentación del nuevo Bugatti, y por otro lado, no viene nada mal para recordar una industria del automóvil que tanto ha cambiado, y tanto está cambiando, en las dos últimas décadas.