Probablemente te hayas olvidado de él. Cuando lo conocí, allá por 2014, el crossover del que hoy os hablaremos me transmitió un torrente de sensaciones encontradas. Su propuesta era tremendamente original y su diseño completamente diferente a cualquier otro coche que hubiéramos visto hasta la fecha.
Citroën C4 Cactus, un crossover diferente
Por otro lado, se trataba de un producto de vocación económica. Citroën estaba coqueteando con la idea de diferenciarse de sus hermanos del Grupo Stellantis – por aquel entonces aún PSA – lanzando coches con una propuesta inteligente, económicos, y eminentemente prácticos. El producto que nos ocupa se produciría, en exclusiva, en la fábrica de la marca en Villaverde hasta 2020, cuando las líneas de la fábrica madrileña comenzaron a producir los nuevos Citroën C4.
El Citroën C4 Cactus del que hoy os hablamos no hace gala de la última tecnología y no es más que un utilitario, del segmento B, con una carrocería más ancha, alta, y larga, de estilo crossover, para disponer de unas plazas traseras cómodas y accesibles y un maletero amplio. Pero lo conseguía haciendo que no se nos disparase el presupuesto y manteniendo su precio muy ajustado. Y quizás sea por eso que hoy echamos de menos a este coche de Citroën que, sin duda, sigue siendo una opción de compra realmente interesante y accesible desde 7.000 euros.
Un crossover práctico e inteligente
Su enfoque económico, pero sobre todo el compendio de soluciones hasta cierto punto novedosas para conseguir un coche original y práctico, pero a la vez asequible, son las que han convertido a mi juicio al Cactus en uno de los productos más interesantes.
El Citroën C4 Cactus es un coche de tamaño muy contenido. Y aún así Citroën ha conseguido crear un coche que, gracias a sus ingeniosas soluciones, proporciona una sensación de gran amplitud que, en la práctica, se traduce en disponer realmente de mucho espacio y de incluso poder satisfacer las necesidades de una familia con niños pequeños, que definitivamente no es lo habitual en un coche con una longitud de 4,16 metros.
Un crossover con «parachoques» en las puertas
El detalle más llamativo del Cactus, sin duda, son sus paneles de plástico exteriores, a modo de acolchado, que protegen puertas, frontal y trasera, y confieren una estética muy peculiar a este coche. Citroën los denomina Airbumps y están situados estratégicamente para proteger al coche, por ejemplo, de pasajeros descuidados abriendo las puertas en los aparcamientos, o del choque de los carritos en el parking del supermercado.
Con la actualización, a medio ciclo comercial, presentada en 2017, Citroën eliminó los Airbumps, buscando una estética algo más sobria y tratando de encontrar un diseño más elegante. En su comunicación, Citroën buscaba alejar al Cactus de su enfoque económico, y posicionarlo como el compacto del segmento C del que pronto ya no dispondría en su gama.
Con lo cual es muy sencillo diferenciar entre un Citroën C4 Cactus de las primeras hornadas, o de la versión ya actualizada de 2017. Los primeros disponen de Airbumps, los segundos no. Y de paso es también un aspecto interesante a tener en cuenta para elegir el Cactus que más nos guste estéticamente, en función de si somos partidarios – o no – de los Airbumps.
Un coche económico, pero muy digital
Hoy en día las instrumentaciones digitales se han convertido prácticamente en un estándar. Raro es el coche que no dispone de ellas de serie o, como mínimo, permite configurarlas en líneas de equipamiento intermedias. El Cactus goza de una instrumentación con una pantalla digital, modesta, y pequeña, de serie en toda la gama. Y su razón de ser reside, sobre todo, en que cuesta mucho menos que una instrumentación analógica.
Citroën apostó por la instrumentación digital en este coche económico, cuando casi todos sus rivales aún la ofrecían opcionalmente, o incluso seguían disponiendo únicamente de instrumentación analógica.
Prescinde de parasoles delanteros, en un alarde de minimalismo, Citroën los sustituye por una luneta frontal con un tratamiento ligeramente tintado para evitar deslumbramientos por los rayos del sol.
Un coche confortable
Los asientos delanteros son enormes y el Cactus llegó incluso a disponer de una banqueta delantera corrida, en la que los asientos del conductor y el pasajero estaban unidos. Citroën lo denominaba el «espíritu sofá».
Los asientos del Citroën C4 Cactus no son nada deportivos, pero sí muy mullidos y anchos y, por lo tanto, cómodos para un viaje, y también para pasajeros con la espalda ancha.
En la trasera Citroën emplea una banqueta trasera de un solo bloque, con una base y un respaldo más planos que lo habitual. Citroën asegura que con esta solución se han ahorrado 6 kilogramos pero, sobre todo, tal y como ya pudimos constatar en nuestras pruebas, ofrece una anchura y espacio inusual para un coche de su tamaño, que permite viajar a 3 adultos con relativa comodidad.
El Citroën C4 Cactus consigue un espacio de carga razonablemente amplio para su tamaño, de 358 litros.
Maximizar el espacio en las plazas traseras es también una de las razones por las que el Cactus no dispone de ventanillas posteriores al uso, sino de un sistema de pestañas que apenas permite abrir una rendija de un par de dedos para dejar que entre algo de aire.
Prescindiendo de ventanillas al uso, Citroën puede emplear unas puertas traseras más ligeras, más finas, que incluso disponen de unos enormes bolsillos portaobjetos y, de nuevo, ofrecer más anchura a las plazas traseras.
Coche con etiqueta C para todos
El Citroën C4 Cactus estuvo disponible con motores diésel y gasolina a los que, cumpliendo la normativa Euro VI, les corresponde la etiqueta C de la DGT. También estuvo disponible con cambio manual y automático – el antiguo manual pilotado de la marca.
El diésel de 100 CV probablemente sea una de las opciones más interesantes y con mayor disponibilidad en el mercado de segunda mano. Nuestras impresiones has de ponerlas en el contexto de 2014, que es cuando redactamos el artículo, pero en este punto es interesante leer la prueba del Citroën C4 Cactus que yo mismo publiqué en este medio hace ahora 9 años. En aquella prueba trasladé a nuestros lectores que moviéndonos en carretera y ciudad podíamos obtener consumos por debajo de los 5 litros/100 kilómetros y 4,0-4,2 litros/100 kilómetros en cruceros de carretera a 120 km/h.
No hubo alternativa de tracción a las cuatro ruedas para el Citroën C4 Cactus, pero sí versiones que equiparon un sistema Grip Control que ayuda a traccionar en firmes deslizantes, por ejemplo tierra o barro, y también una versión denominada Rip Curl de estética más juvenil y campera.
No era un coche tremendamente barato, a precio de Dacia. Pero con este crossover Citroën sí que consiguió llegar a tiempo para competir en un segmento que crecería exponencialmente, el de los SUV más pequeños, con un producto que con un precio similar al de sus competidores y, en la mayoría de los casos, una gran ventaja en cuanto a practicidad y espacio.
Hoy en día, Citroën dispone del C4 en su gama, un compacto con rasgos de crossover que se posicionaría por encima de lo que en su día era el Cactus. Pero el producto más parecido al Citroën C4 Cactus, aunque ni mucho menos tan transgresor e innovador, sería probablemente el Citroën C3 Aircross.
Una coche interesante de segunda mano
A día de hoy, el Citroën C4 Cactus sigue siendo una compra interesante, obviamente en el mercado de ocasión. Se pueden encontrar unidades con grandes kilometrajes, y de los primeros años de comercialización, entre los 7.000 y los 8.000 euros.
En el catálogo de segunda mano de ¿Qué coche me compro? disponíamos de 20 unidades listadas en el momento de elaborar este artículo. Las unidades más baratas están por debajo de los 10.000€:
Si nuestro presupuesto es algo más holgado, aún podemos encontrar algunas unidades con menos de 30.000 kilómetros:
También hay una oferta bastante nutrida de unidades del Citroën C4 Cactus de las últimas tiradas, matriculadas por primera vez a partir de 2019: