Cada vez son más populares los sistemas de ayudas a la conducción: desde los asistentes de cambio de carril hasta los controles de velocidad adaptativos, pasando por los sistemas de reconocimiento de señales. Elementos de última tecnología que, dependiendo del segmento en que nos movamos, veremos con menor o mayor intensidad. En un compacto del segmento C encontramos algunos de estos sistemas, cada día más, mientras que en un Mercedes-Benz Clase E ya hay suficiente tecnología para poder circular de forma autónoma. Aún así, si hablamos de conducción autónoma, la primera marca que se nos viene a la mente es Tesla.
La marca californiana es la que más rápido ha evolucionado en este ámbito y en apenas unos pocos años ha pasado del control de crucero adaptativo a la conducción plenamente autónoma con la última actualización de su Autopilot. Aunque hay detractores del sistema –ha causado ya varios accidentes con consecuencias fatales-, y mi compañero David dio 5 razones por las que Tesla debía retirar inmediatamente el Autopilot del mercado, lo cierto es que Tesla sigue adelante con su empeño en automatizar la conducción.
Notablemente activo en las redes sociales, Elon Musk tuiteaba hace poco un vídeo en el que nos demuestra cómo funciona el Tesla autónomo. No sólo eso, sino que también hay hueco para unos apartados extra en la pantalla en los que podemos descubrir cómo ven el mundo las cámaras y sensores del coche, y la forma en que organiza esta información. Todo ello mientras suenan los Rolling Stones de fondo.
A la izquierda de la pantalla, el interior del coche con una persona sentada en el asiento del conductor simplemente por requisitos legales -la tecnología aquí va, como casi siempre, por delante de la legislación-, aunque al final del vídeo se baja del coche para que el coche aparque automáticamente sin nadie dentro. A la derecha, y de arriba abajo: la cámara que controla el flanco trasero izquierdo del coche, la cámara de media distancia y la cámara que controla la parte trasera derecha del vehículo.
El Tesla organiza la información que recoge de su entorno en 8 categorías distintas.
- En líneas discontinuas verdes, el flujo del movimiento (esto viene a ser, a grandes rasgos y en lenguaje poco técnico, el paisaje de alrededor)
- Con rayas rojas están señalizadas las líneas divisorias de la calzada
- Con rayas lilas, las líneas que delimitan la vía en sus laterales
- Las rayas grises dibujan el flujo de la carretera
- Los rectángulos azules señalan los objetos
- Los rectángulos verdes, los objetos que se acercan
- Los rectángulos ocres dan cuenta de los semáforos
- Los rectángulos morados se encargan de indicar todas las señales de tráfico.
Con todo, la computadora del vehículo procesa toda esta información proveniente de las diversas cámaras y sensores -hay más de estos cuyo trabajo no se ve reflejado en las pantallas del vídeo- para dar las órdenes correctas a la dirección, el acelerador y el freno. Es capaz de reconocer todo lo que intervenga, o pueda potencialmente intervenir, en la conducción (desde vehículos, ciclistas y peatones hasta objetos aparentemente estáticos) para acabar ofreciendo una experiencia completamente autónoma.
Fuente: Tesla