Estamos acostumbrados por estos lares a obviar ciertos conceptos que, en ocasiones, damos por hecho que cualquier asiduo lector conoce pero, ¿qué pasaría si no es así? Con el coche eléctrico en pleno auge, creemos conveniente volver un poco a los orígenes del sector y desmenuzar simples cuestiones que pueden estar generando auténticos quebraderos de cabeza a aquellos que, sin tener la necesidad de saber sobre coches, se plantean comprar uno. Es por ello que hoy os traemos las 4 claves para entender qué es el coche eléctrico, o lo que es lo mismo, cuatro respuestas a cuatro preguntas para poder entender a ese que quiere ser la movilidad no solo del futuro, sino del ahora.
1. ¿Qué es un coche eléctrico?
No se debe empezar nunca la casa por el tejado, por lo que hay que desengranar este sector por el principio: qué es un coche eléctrico. Por muy obvia que pueda parecer la respuesta, es necesario aclarar y especificar los elementos que proporcionan esta condición a un vehículo.
Así que, en resumidas cuentas, un coche eléctrico es aquel que recurre a un sistema de propulsión 100% eléctrico, alimentado por una batería integrada en el propio vehículo que proporciona la energía suficiente para hacer que el motor -también eléctrico- envíe fuerza a las ruedas. Por así decirlo, la batería en un coche eléctrico equivale al tanque de combustible en un coche de gasolina o diésel, solo que el proceso de hacer llegar la energía al propulsor es diferente.
2. ¿Qué diferencias hay entre un coche eléctrico y uno de combustión, ya sea gasolina o diésel?
Ahora que ya sabemos qué es un coche eléctrico, es el turno de conocer las principales diferencias ente estos y los vehículos a los que todos estamos acostumbrados, los que se mueven por medio de diésel o gasolina. Como ya se ha mencionado, la principal diferencia radica en que la fuente de energía de los eléctricos es la electricidad, no hay ningún combustible que se queme para generar energía.
La batería almacena la energía eléctrica que se envía directamente al motor o a los motores eléctricos, porque sí, hay coches eléctricos que cuentan con dos motores. Por norma general, estos se encuentran instalados en el propio eje, uno en el de delante y otro en el de detrás, y es por ello que donde normalmente se encuentra el motor de un coche de combustión muchos eléctricos tienen un maletero frontal.
Además de esto, son muy pocos los coches eléctricos los que tienen caja de cambios, teniendo como mucho dos marchas. Aún así, debemos tener en cuenta que los eléctricos en general no son coches automáticos, sino que directamente no cuentan con caja de cambios de ningún tipo, solo debemos indicarle si queremos ir hacia delante o hacia atrás.
En el diseño exterior, más subjetivo, también percibimos ciertas diferencias, tales como una parrilla frontal completamente carenada, llantas casi cerradas y la total ausencia de tubo de escape. ¿Por qué esto es así? Principalmente porque el consumo de energía en un coche eléctrico es diferente al consumo de gasolina o diésel de un coche de combustión, por lo que la aerodinámica juega un papel más crucial. Además, la falta de un motor al uso permite a los diseñadores prescindir de entradas de aire para refrigerar y así poder cerrar por completo la parte delantera, mejorar la aerodinámica y, por ende, reducir el consumo eléctrico.
Que las llantas estén casi cerradas es por el mismo motivo, puesto que están ideadas para mejorar el flujo del viento por el vehículo. ¿Y el tubo de escape? Los coches eléctricos no requieren de este sistema puesto que no cuentan con un motor de gasolina o diésel que quema combustible y que produce gases que necesita expulsar al exterior.
3. ¿Qué tipo de cargas existen para el coche eléctrico?
Por supuesto, una de las diferencias y puntos claves del coche eléctrico respecto a un coche convencional es la forma en la que este obtiene energía. Al igual que los coches de combustión acuden a una gasolinera para repostar, los eléctricos recurren a diferentes métodos para poder cargar sus baterías. Debemos pensar en el eléctrico como un teléfono móvil, aunque guardando las distancias, claro está.
Existen diferentes formas para poder abastecer a los vehículos eléctricos y estas están condicionadas por dos factores: la potencia máxima que admite la batería -no todas pueden cargarse a la misma potencia- y la potencia de carga a la que tengamos acceso. Por poder podemos cargar nuestro coche en un enchufe convencional, aunque con la consecuencia de que tardaría muchas horas en recuperar el total de su capacidad.
Otra opción es lo que se conoce como wallbox o cargador de pared, método que ofrecen muchas marcas con la compra de un vehículo eléctrico y que se instala directamente en nuestro garaje. Por norma general, estos ofrecen potencias de carga de 7,4 kW, una potencia más que suficiente para que durante toda la noche el coche obtenga el 100% de la batería.
Por último, podemos recurrir a cargadores públicos, los cuales, al igual que las gasolineras, se pueden usar a placer. En la mayoría de los casos debemos efectuar el pago a través de una aplicación, o afiliarnos a alguna empresa de energía para poder disfrutar de sus servicios. Con este método de carga sí que podemos encontrarnos con cargadores de mayor potencia, como por ejemplo de 50 kW, agilizando de manera notoria la carga de nuestro coche. El precio puede fluctuar según la empresa, el precio del kW y el tiempo de carga.
No obstante, también nos podemos encontrar con diversos inconvenientes en los cargadores públicos bastante comunes. El primero es que es fácil llegar y encontrarnos con otro coche abasteciendo sus baterías, y no es lo mismo invertir tiempo en cargar un eléctrico que en echar gasolina, que por muy lleno que esté el lugar a los cinco minutos podrás repostar.
Bien es cierto que esto nos lo suele indicar la propia app móvil antes de acudir al punto de carga, e incluso reservarlo para garantizar que nadie lo ocupe antes de nuestra llegada. Sin embargo, de lo que no estamos exentos es de que el cargador en sí no funcione, esté estropeado o se produzca una mala conexión entre la aplicación encargada de inicializar el proceso y el propio cargador, por lo que nos tocaría buscar otro punto.
4. ¿Qué beneficios o ventajas ofrece un coche eléctrico?
Seguramente muchos de vosotros estéis pensando en comprar un coche eléctrico porque os lo ha recomendado algún amigo, familiar o habéis visto a algún político haciendo especial hincapié en ello en la televisión. Pero si compramos un coche eléctrico, ¿qué ventajas o beneficios vamos a experimentar realmente?
Lo primero que debemos tener en cuenta es que, en general, los eléctricos son más caros que los vehículos de combustión. ¿Por qué? Pues porque estamos ante una tecnología aún demasiado nueva y costosa y porque los beneficios que obtienen los fabricantes no son todo lo grandes que necesitan como para empezar a abaratarlo.
No obstante, existen ayudas como el Plan MOVES III, detallado en todos sus aspectos en esta guía de ¿Qué coche me compro?, que busca ofrecer descuentos a los ciudadanos que quieran adquirir un vehículo eléctrico o electrificado -estos últimos son híbridos o híbridos enchufables-, cerrando facturas en algunos casos a igualdad que las de coches de combustión, e incluso inferiores según qué casos.
Más allá de eso, obtendremos ventajas fiscales como no pagar el impuesto de matriculación al tratarse de un vehículo que emite 0 gramos de CO2, aunque también es posible beneficiarnos de dicho beneplácito en coches con una emisión inferior a 120 gr/km de CO2. Además, los eléctricos cuentan con la etiqueta CERO de la DGT.
Esta permite a sus portadores acceder al centro de ciudades que cuenten con un distrito centro controlado por emisiones, siendo Madrid y Barcelona claros ejemplos. Otra ventaja es que no tienen que pagar la zona de aparcamiento SER ni respetar el horario de uso de cada zona, pudiendo aparcar gratis tanto en zona azul como zona verde.
En un uso práctico tendremos que hacer los cálculos sobre si nos sale más barato cargar el coche eléctrico o echar gasolina o diésel, tareas difíciles de abaratar hoy en día teniendo en cuenta los altos precios tanto de la luz como del combustible. Sea como fuere, el coche eléctrico llega para quedarse y quiere hacerlo con determinación y diligencia. Ahora bien, ¿convencerá al público general? Tan solo el paso del tiempo nos dará la respuesta.