El debate sobre el coche eléctrico está abierto. En los últimos meses se está hablando, y mucho, acerca del fin de los motores de combustión interna, la transición energética y, en última instancia, el coche eléctrico. Resulta peligroso que se esté generalizando la sensación de que el coche eléctrico es una opción para ricos o, al menos, para gente acomodada. En la actualidad, por desgracia, esa es la realidad. El coche eléctrico no solo es, en estos momentos, significativamente más caro que uno con motor de combustión interna. Implica otros muchos condicionantes, como tener un garaje en el que recargarlo. Pero eso es solo el principio. El riesgo de que el coche eléctrico pueda llevarnos a una sociedad más injusta es real. ¿Pero es de verdad el coche eléctrico el problema, o la consecuencia de otros muchos problemas estructurales?
Analizando los riesgos del coche eléctrico
Investigadores de las universidades de Sussex (Reino Unido) y Aarhus (Holanda), han elaborado un estudio en el que intentan identificar los riesgos del coche eléctrico, y cómo su fomento puede derivar en injusticias sociales, elitismo, e incluso la exclusión de los menos favorecidos, conclusiones a las que han llegado después de realizar 277 entrevistas (ver artículo de eldiario.es).
El primer riesgo identificado es precisamente el que mencionamos en la introducción de este artículo, la falta de equidad en el acceso al coche eléctrico. Un Nissan Leaf, por ejemplo, arranca en 32.000 euros, un precio muy superior al de un compacto generalista. Por el precio de un Leaf prácticamente podríamos comprarnos dos coches compactos con motor de gasolina.
Imágenes del Audi e-tron.
¿Es el coche eléctrico el culpable de los problemas de la sociedad?
El estudio también analiza otro riesgo no menos importante, especialmente para un país como el nuestro, en el que la industria del automóvil tiene un gran peso sobre la economía. El fomento del coche eléctrico conllevará, necesariamente, la desaparición y transformación de muchos empleos, desde la producción, que requerirá menos personal, y más cualificado, hasta la post-venta. No obstante, estas transformaciones sobre el empleo no son más peligrosas que las que conllevará la automatización en los próximos años.
Imágenes del BMW i3.
En cualquier caso, la conclusión no es menos interesante que el desarrollo del estudio. Un estudio que no pretende ser un ataque al coche eléctrico, per se, sino una guía para anticiparse a los riesgos que conlleva y cómo evitarlos. El estudio destaca que los beneficios del coche eléctrico, a la postre, serán mayores que los problemas que generará. Pero también que esos riesgos han de afrontarse, y resolverse, por ejemplo con decisiones políticas, que tienen que ver con el control de la producción energética, el impulso de ayudas progresivas – que beneficien a las rentas más bajas – o incluso con reformas que aboguen por una modernización del modelo laboral.
El coche eléctrico no es necesariamente el responsable de esa injusticia social y, por lo tanto, de asuntos mucho más profundos. Sino que esas injusticias son la consecuencia de problemáticas estructurales que en función de estos riesgos pueden acentuarse con la llegada del coche eléctrico.
Más imágenes del Mercedes EQC: