A día de hoy nadie dudará que la situación de los diésel va a cambiar, y mucho, en los próximos años. Sabemos que habrá restricciones, e incluso prohibiciones, en muchas ciudades, que perjudicarán especialmente a los coches más antiguos. Pero también, que los coches diésel tendrán que pagar más impuestos. Fuentes del Gobierno habrían confirmado a El País que la revisión de impuestos, que gravarán más a los diésel, ya se está estudiando, y que se planteará en las reformas previstas durante la negociación de la financiación autonómica de las comunidades. ¿Pero cómo puede el Gobierno aumentar los impuestos para los coches diésel?
Por qué aumentar los impuestos a los coches diésel
La primera razón por la que se pretende aumentar los impuestos a los diésel, es reducir la diferencia con respecto a la gasolina, reducir los beneficios que los coches diésel han disfrutado hasta ahora. Hace unos días os ofrecimos un repaso a la fiscalidad del diésel, a los impuestos que gravan a los coches diésel, directa e indirectamente, que nos mostraba con mucha claridad cómo se ha bonificado al gasóleo. Los problemas de contaminación en las grandes ciudades, y el cambio de actitud global frente al diésel, acelerará un proceso en el que se pretende acabar con estas bonificaciones, o como mínimo reducirlas.
La Comisión Europea también lleva años presionando a España para que ponga fin a la baja fiscalidad de los diésel y aumente todos los impuestos medioambientales, en general, y especialmente los de los carburantes.
harán que los impuestos que soportan los coches aumenten, pero sobre todo los de los coches diésel
Cómo aumentar los impuestos a los coches diésel
El Gobierno puede trabajar diferentes fórmulas para aumentar los impuestos a los coches diésel, que van desde la revisión de impuestos, como el de matriculación, o el de circulación, hasta aumentar el gravamen del gasóleo.
El aumento de los impuestos a los coches diésel se llevará a cabo revisando la fiscalidad de los coches diésel. De esta forma, se pretende buscar una fórmula que grave más a los vehículos más contaminantes y, sobre todo, que armonice los impuestos de matriculación y de circulación. Como ya os contábamos recientemente, el impuesto de matriculación beneficia a los diésel, por tener en cuenta única y exclusivamente las emisiones de CO2, haciendo que el 76% de los coches que se matricularon en 2016 estuvieran exentos de este impuesto. El impuesto de circulación plantea otro problema, y es el de las enormes diferencias existentes en las tasas con que algunos ayuntamientos gravan a los coches registrados en su municipio, y otros.
En cuanto al gravamen del gasóleo, el Gobierno aún tendría margen para subir los impuestos del gasóleo que repostamos en las gasolineras. Y probablemente ese sea una de las reformas que se aborden en los próximos años, sobre todo por la presión de la Unión Europea.
Traspasar el control de los impuestos a los coches a las autonomías
La fórmula que pretende el Gobierno es la de traspasar el control de los nuevos impuestos a las autonomías y los ayuntamientos, aumentando su capacidad recaudatoria. El impuesto con que están gravados los hidrocarburos ya está compartido entre la administración central y las autonomías, y estas últimas tienen una horquilla sobre la cual pueden añadir un gravamen especial al diésel y la gasolina. La reforma ampliaría esa horquilla, para que las autonomías aumenten las tasas al diésel.
La armonización del impuesto de matriculación y circulación también tendría el objetivo de aumentar los impuestos a los coches más contaminantes y reducir la ventaja de los diésel, pero sobre todo hacer partícipes a los ayuntamientos de la recaudación.
Habrá que ver cómo se concretan estas medidas. Pero todo apunta a que en los próximos años veremos cómo aumentan los impuestos para los hidrocarburos, y sobre todo el gasóleo. Y también cómo aumentan los impuestos con que están gravados los coches, tanto en su adquisición, como a lo largo de su vida útil, y sobre todo cómo esos impuestos gravarán con mayor intensidad a los diésel.