China nos ha colocado, temerosos, y con rostro de incredulidad, frente a un espejo. Un espejo que revela que Europa jamás va a poder producir coches eléctricos equiparando sus costes de producción a los de las fábricas chinas. Y probablemente no deba hacerlo nunca. Un espejo que revela que Europa no puede, pero tampoco quiere, fabricar y vender coches eléctricos a los precios de aquellos fabricados en China, por marcas chinas. Y lo que es peor. Un espejo que revela que Europa no es capaz de producir coches eléctricos sin la participación de China.
El engaño del coche eléctrico
Y ese espejo nos está revelando otras muchas cosas. Que un coche no es ecológico únicamente por no emitir humo allá por donde circula. Que tendremos que asumir que si queremos ir al «todo eléctrico», como plantea la Unión Europea, no habrá posibilidad de que existan coches para todos, y el automóvil acabará convertido en poco menos que un artículo de lujo. Y que tendremos que asumir que si queremos ir al «todo eléctrico» habrá que pagar una elevada factura. Y aunque no todos podamos permitirnos tener un coche privado esa factura la pagaremos entre todos.
Y un espejo que, en última instancia, nos revela que los coches eléctricos no son ecológicos. ¿Estamos siendo engañados con la transición energética y hacia el coche eléctrico?
Minimizando el impacto del coche eléctrico chino
La Unión Europea anunciaba en septiembre de 2023 el inicio de «una investigación contra las subvenciones a los vehículos eléctricos procedentes de China», preocupada ante la llegada de una oleada de marcas, y coches eléctricos chinos, cuyos precios están muy por debajo de los fabricados en Europa. Lo cual atañe también a coches eléctricos fabricados en China, por marcas europeas, u occidentales, en general.
El siguiente paso de la Unión Europea, me atrevería a decir que tanto si prospera la investigación, como si concluye sin resultados, será conminar a los miembros a ejecutar actuaciones que minimicen el impacto de los coches eléctricos fabricados en China. Actuaciones que podrían llegar por dos vías, la arancelaria, y la de las subvenciones al vehículo eléctrico que, compremos un coche eléctrico o no, pagamos todos.
En septiembre publicábamos una primera versión de esta entrada, ahora actualizada con las últimas novedades, y os contábamos cómo Francia se ha erigido en punta de lanza mostrándonos el camino a seguir que, salvo que esté muy equivocado, probablemente tomen otros miembros comunitarios, incluida España. El vehículo eléctrico seguirá estando impulsado por subvenciones, pero las subvenciones ya no serán para todos los coches eléctricos.
Los coches eléctricos no son ecológicos
Francia revisaba las ayudas a la compra de coches eléctricos con un nuevo paradigma que hacía que estas ayudas que sin ser justas – nunca llegarán a serlo del todo – sí aporten un punto novedoso, el componente medioambiental para determinar qué coches eléctricos estarán subvencionados y qué coches eléctricos perderán las ayudas de que ahora habían gozado.
Implícitamente se está expresando una idea bastante clara. Los coches eléctricos no son ecológicos. Y existen coches eléctricos que son más ecológicos que otros. O mejor dicho, hay coches eléctricos que son más o menos contaminantes que otros.
El nuevo bonus ecologique francés, per se, está perfectamente justificado. La Unión Europea lleva tiempo proponiendo que se determine cuán contaminante es un automóvil – en general – pensando más allá en los gases contaminantes que emite en su circulación o la ausencia de estos. Que se valore también el coste energético y medioambiental de su producción, lo que también conocemos como huella de carbono, o impacto «del pozo a la rueda». Y eso es precisamente lo que está tratando de hacer el ejecutivo francés.
Un plan para frenar al coche eléctrico chino
El papel de China en el nuevo bonus ecologique francés está muy presente. Y sin restarle interés, ni justificación, al plan de ayudas francés, hemos de reconocer la intención velada de frenar al coche eléctrico Made in China.
Los criterios empleados para determinar cuán contaminante es un coche eléctrico (publicados en el «BOE» francés), y que en última instancia serán los que decidan, objetivamente, mediante una fórmula matemática, qué vehículos eléctricos son subvencionados y qué vehículos pierden las ayudas, atienden a factores que perjudican sobre todo y en primer lugar a los coches eléctricos fabricados en China y, en segundo lugar, a aquellos producidos fuera de la Unión Europea y en países en los que la industria intensiva en energía depende de fuentes no renovables y contaminantes, y en fábricas situadas en otros continentes.
Cuán contaminante es un coche eléctrico
Entre los criterios que el ejecutivo francés ha introducido en su fórmula matemática, para calcular la huella de carbono de un coche eléctrico y determinar si se beneficia, o no, del nuevo bonus ecologique, los siguientes:
- Las emisiones de CO2 por unidad de masa derivadas del empleo de materiales férricos, como el acero. Si sobre Alemania o España se aplica un factor de 1,4 puntos, el aplicado sobre China es de 2,0.
- Las emisiones derivadas del empleo de aluminio, con un factor para Europa de 8,6 y de 20,0 para China y 12,6 para Japón.
- El factor para otro tipo de materiales, como plásticos, con un factor de 4,6 para Europa y de 5,0 para el resto del mundo.
- El factor aplicado a la producción de baterías, por unidad de masa, una masa que recordemos que es significativa y supone una parte importante de la masa total de un vehículo eléctrico. Con un factor de 53 puntos para baterías producidas en Europa y 68 para China.
- El factor aplicado al ensamblado del vehículo y la batería por unidad de masa y horas de trabajo, del 0,7 para España, el 0,83 para Alemania y el 1,6 para China y 1,87 para Marruecos.
- El factor aplicado a los medios de transporte requeridos para que el coche eléctrico llegue de la fábrica a su destino (Francia), por unidad de masa, por unidad de tiempo hasta llegar a su destino, y por medio de transporte empleado, con un factor de 0,023 para el transporte ferroviario en Europa y 0,041 para el ferroviario en Asia, del 1,21 para el transporte aéreo, 0,01 para el transporte marítimo y fluvial y del 0,208 para el transporte por carretera en Europa y 0,377 en Asia.
- Se aplican otros factores correctores y bonificaciones por el empleo de materiales reciclados y también por la potencialidad de ser reciclados de los materiales empleados en la producción del coche.
Ayudas a coches eléctricos, pero no para todos
A tenor de todos esos factores, que serán los que determinen cuán contaminante considera Francia a un vehículo eléctrico, y que se trasladan en última instancia a una puntuación, de 0 a 100, en la que las puntuaciones más bajas clasificarán a los eléctricos más contaminantes y las más altas a los eléctricos menos contaminantes, o más ecológicos, las probabilidades de que un coche fabricado en China reciba una peor puntuación son mucho más altas que para un coche europeo, también cuanto mayor sea su masa y la distancia entre la fábrica donde se produce y Francia.
Para que un automóvil eléctrico sea eligible tendrá que obtener una puntuación de al menos 60. Las ayudas también dependerán de otros factores, como el precio del vehículo adquirido, estableciendo dos umbrales que beneficiarán más a los eléctricos inferiores a 45.000 euros. Así como existirán ayudas adicionales para rentas bajas y con la entrega de un coche contaminante para su achatarramiento.
El 15 de diciembre se hicieron públicas las puntuaciones de los coches eléctricos vendidos en Francia y, sobre todo, los vehículos eléctricos que con este nuevo factor serán elegibles para las ayudas a la compra de eléctricos. De esta forma ya sabemos cuán contaminantes son los coches eléctricos o, mejor dicho, qué coches eléctricos son más contaminantes que otros. Al menos bajo estos criterios. Ver lista de vehículos eléctricos que sí seguirán estando beneficiados por las ayudas.
La discriminación de coches por su lugar de producción no es suficiente
Y es que si seguimos leyendo entre líneas y analizando el plan francés, y los vehículos que se han quedado fuera de las ayudas a la compra de eléctricos de Francia, nos encontramos con otro tipo de agravios, e incluso incentivos perversos. Tal y como están planteadas las ayudas francesas podría decirse que el empleo de argumentos medioambientales, de la huella de carbono, son acertados y, de alguna forma, más justos que beneficiar con ayudas a todos los coches eléctricos por igual. ¿Pero es tan contaminante la producción de un coche eléctrico en una fábrica que otra, dentro del mismo país, pongamos por ejemplo a China?
El próximo gran lanzamiento de CUPRA se llama Tavascan y es un coche eléctrico que va a posicionarse como el modelo más caro de CUPRA. El CUPRA Tavascan va a producirse en la fábrica de Volkswagen en Hefei, Anhui, al este de China. Y se producirá en China, para Europa, como otros muchos coches de marcas occidentales, incluido el BMW iX3.
Entendemos que el objetivo de marcas occidentales como CUPRA – que así lo han expresado en numerosas ocasiones – es el de alcanzar la neutralidad de carbono, reducir por lo tanto a cero su huella de carbono. Un objetivo que las marcas chinas que conocemos aún no han expresado – o al menos este servidor ignora que lo hayan hecho.
Si el baremo bajo el que se establece cuán contaminante es un coche eléctrico no tiene en consideración esos otros factores, más allá de la localización de la fábrica, tales como la eficiencia, el ahorro de energía y recursos (como el agua), o el empleo de fuentes renovables, y tan solo se cuantifica en función de si este se fabrica en China, o en la Conchinchina, cualquier avance de los fabricantes para reducir su huella de carbono no tendría, en principio, una repercusión inmediata y positiva para beneficiarse de ayudas como las francesas.
La neutralidad de carbono en la industria
A día de hoy ningún coche puede decir que sea completamente ecológico, como mucho alardear de ciertos beneficios medioambientales en comparación de otro coche. A día de hoy ningún coche y, por supuesto, ninguna marca de coches, ha alcanzado la neutralidad de carbono, reducir su huella a cero.
Vamos a poner un ejemplo muy concreto, que va más allá de la industria del automóvil. Se trata de la mayor empresa del mundo – por capitalización. Líder o quasi-líder en alguno de los sectores, tecnológicos, en los que compite. Comercializa productos que se caracterizan, o al menos tratan de caracterizarse, por ser punteros y sofisticados y, sin duda, y por su precio, con un posicionamiento de gama alta.
Y aún así ha habido que esperar hasta septiembre de 2023 para que esta marca anunciase, con mucho bombo, y con mucho platillo, que por primera vez podía comercializar un producto físico neutral, cuya huella de carbono es nula. Y ese producto no es «más que un reloj», un gadget para portar en la muñeca, y algunas de sus pulseras. Interesante el hecho de que ese producto no solo sea neutral, por haber reducido a cero o haber compensado sus emisiones en su producción, sino que también se haya considerado la logística y el transporte hasta el cliente final, e incluso se haya compensado las emisiones derivadas del consumo eléctrico que requerirá para su recarga durante toda su vida útil.
Los coches eléctricos siguen siendo contaminantes
Sí, los coches eléctricos son, al menos de momento, contaminantes y no son ecológicos. Y sí, producir coches eléctricos es tan costoso en términos energéticos y medioambientales, o más, como producir un coche con motor de combustión interna. Y sí, también ha de ponerse en la balanza qué nos importa más, la contaminación de los coches a nuestro alrededor, en el lugar en el que se produce la energía con que recargamos nuestros coches eléctricos, en el lugar donde se produce nuestro coche eléctrico o, en términos globales, las emisiones que repercuten en la salud de todo el planeta.
Y sí, merece la pena caminar hacia un futuro en el que los coches, en su mayoría, o en su totalidad, sean eléctricos. Y eso redundará en un beneficio para toda la sociedad. Pero también es importante prestar atención a esa huella de carbono que ahora va a emplearse a modo de parapeto para tratar de poner barreras al mar, para tratar de frenar el aluvión de coches eléctricos económicos fabricados en China.
Alerta de spoiler: los coches eléctricos fabricados en China no van a desaparecer, han llegado para quedarse, ni van a dejar de ser más baratos que sus homólogos europeos, ni dejaremos de comprarlos. Simplemente, pagaremos más por ellos. Y, de nuevo, la transición hacia el coche eléctrico y cualquier tipo de ayuda que se conceda la pagaremos todos – compremos o no un coche eléctrico.
Un agravio, no solo para los coches chinos
Insisto. Mi intención no es criticar la medida francesa por su consecuencia proteccionista, en tanto en cuanto se apoya en argumentos medioambientales rigurosos y razonables que constatan que, efectivamente, no todos los eléctricos son igualmente ecológicos. Pero ahora que disponemos de la lista de coches eléctricos que sí se beneficiarán de las ayudas hemos podido constatar que el plan francés no solo perjudica a los eléctricos fabricados en China, sino también a otros eléctricos fabricados fuera de Europa.
A partir de ahora ya no podrán beneficiarse de las ayudas productos como el KIA Niro, uno de los eléctricos más vendidos en España, que se fabrica en Corea del Sur. Tampoco el Toyota bz4X, que se fabrica en Japón. Ni el Ford Mustang Mach-E, que se fabrica en México.
Como conclusión, nos gustaría suscitar con este artículo diferentes reflexiones. Probablemente todos estemos de acuerdo en que lo deseable sea que cada vez circulen más coches eléctricos por nuestras carreteras, cuyas emisiones locales son nulas, aunque ya hayamos comprobado que eso no significa que sean completamente ecológicos. Pero también deberíamos ser conscientes de las consecuencias que está teniendo la transición al vehículo eléctrico, de cómo está propiciando la irrupción de nuevas marcas y nuevos coches eléctricos sobre todo fabricados en China y de cómo Europa se está preparando ya para hacer frente a la competencia china y proteger a su industria.